¿Hay alguien a quien, de verdad, no le gusten los macarrones con queso y gratinados al horno?
Lo pregunto porque, si así es, tendré que modificar mi percepción sobre la universalidad –y sencillez absoluta– de este plato. Y como con todo buen plato universal, existen tantas versiones de él como cocineros y cocinillas los preparan.
Recuerdo, en mis primeros tiempos de casado, la divergencia de opiniones –o disparidad de criterios– que manteníamos mi mujer y yo sobre los ingredientes que han de constar en tan rica receta. A mi modo de ver, éstos debían de ser, fundamentalmente, cuatro: macarrones, chorizo, tomate y queso. Bajo su punto de vista –es decir tal y como los preparaban en su familia– cuatro, también debía ser los ingredientes, pero sustituyendo el tomate por salsa besamel. Obviamente, y con el paso del tiempo, llegamos a una solución de conformidad que consistente en emplear ambas salsas –fusión que se llamaría en los foros de la modernidad-. Y, así, lo que podría parecer un acuerdo gastronómico de mínimos, acabó convirtiéndose en un acuerdo de máximo sabor y pleno disfrute.
Con el paso de los años, lógicamente, esta receta ha ido evolucionando, haciéndose más adulta –como quien escribe– e incorporando distintos productos y sabores en función –a partes iguales– de las ganas de experimentar y el contenido de la nevera. Champiñones, gambas, huevo, manzana, etc. han sido testados, valorados y aprobados o descartados a lo largo de los años. Creo que se podría escribir una historia de nuestros gustos personales siguiendo la evolución de las incorporaciones y los tipos de productos que han ido pasando por esta y otras diversas recetas. Pero esta historia la dejaremos para otro momento.
De momento centrémonos en esta rápida, sencilla y sabrosa receta que os anoto a continuación en su modo básico y con dos breves incorporaciones de ingredientes extra que nos gustan añadir. Y como breve es su explicación, pasemos ya a la también breve lista de ingredientes para su elaboración:
- 400 gramos de Macarrones –los Penne Rigate en su versión internacional-.
- 250 gramos de Chorizo semicurado –dulce o picante, al gusto de cada cual-.
- 200 gramos de queso Emmental –u otro queso graso y fundiente de vuestro gusto-.
Para la Salsa de Tomate necesitaremos:
- 400 gramos de Tomate Frito natural –casero, como el que preparamos hace unos meses, o envasado de calidad-.
- Un pellizco generoso de Orégano y otro de Albahaca –siempre al gusto-.
- Sal, Pimienta y Azúcar –al gusto y con moderación-.
Para la Salsa de Besamel necesitaremos:
- Un litro de Leche entera –la prefiero para las salsas, pero podéis emplear otra menos grasa-.
- 50 gramos de Harina tamizada.
- 50 gramos de Aceite de Oliva Virgen Extra.
- Un poco de Nuez Moscada –al gusto-.
- Unas láminas de Parmesano curado –unos 50 gramos y opcionalmente-.
Y, opcionalmente, podemos añadir:
- Una docena de Champiñones pelados, cortados en cuartos y salteados con un poco de Mantequilla y Pimienta.
O bien –o, y además–
- Un par de docenas de Gambas –pueden ser peladas y congeladas– que saltearemos brevemente con media cucharada de Aceite de oliva y una de Salsa de Soja hasta caramelizar.
Manos a la obra. Comenzamos por acercar una olla amplia, con abundante agua -un litro por cada 100 gramos de pasta-, al fuego. Cuando comience a hervir añadimos un puñadito de sal y los macarrones. Cocemos durante un minuto menos de lo que indica el fabricante ya que terminarán de hacerse al horno. Una vez a punto los escurrimos –nada de pasar por agua fría-, los pasamos a un bol y los mezclamos con un hilo de Aceite de oliva virgen removiéndolos bien para que no se peguen. Reservamos.
Mientras tanto preparamos el tomate pasándolo a una cazuela a fuego medio-bajo y ajustamos su sabor y acidez con un poco de sal y azúcar –el mejor sistema consiste en ir probando y rectificando-. Una vez obtenido el punto deseado incorporamos el orégano y la albahaca y dejamos reposar con el fuego apagado. Al mismo tiempo cortamos el chorizo en rodajas muy finas y las salteamos en una sartén sin nada de aceite –con la grasa propia del chorizo es suficiente y así aprovechamos para desengrasar el embutido-. Cuando queden bien crujientes las reservamos envueltas en papel absorbente.
Ya solo falta la salsa besamel que, en esta ocasión, necesitamos sea muy fluida. Para ello utilizaremos la mil veces citada besamel rápida: mezclamos en un bol la harina con el aceite y calentamos la leche. Una vez este bien caliente –pero sin llegar a hervir– incorporamos poco a poco la mezcla del bol sin dejar de remover. Cocemos durante unos minutos, añadimos las láminas de parmesano –opcional-, comprobamos y rectificamos el punto de sal y, finalmente, añadimos un poco de pimienta recién molida y la nuez moscada al gusto. Reservamos en calor muy suave.
Si optáis por incluir los champiñones y/o las gambas –u otras opciones-, este es el momento. Una vez cocinadas, las incorporamos y mezclamos, junto con las láminas de chorizo crujiente, en el bol de las pastas. Es hora de comenzar a juntar todos las ingredientes.
Precalentamos el horno a 200ºC. Tomamos una fuente de horno amplia y la fondeamos con la salsa de tomate condimentada que hemos preparado. Sobre ésta distribuimos uniformemente la mezcla de macarrones y chorizo crujiente –y sus añadidos, gambas con salsa de soja, en este caso-. Cubrimos con la besamel fluida y, finalmente, espolvoreamos el queso Emmental rallado. Horneamos durante unos 15 ó 20 minutos hasta que el queso se funda, adquiera un bonito tono dorado y resulte bien crujiente. A la mesa!
Servimos bien caliente y ya solo nos queda disfrutar de esta sencilla sinfonía –cuarteto sería más correcto, habida cuenta los ingredientes– de pasta melosa, chorizo crujiente, besamel cremosa y tomate aromático; húmedo en su base y seco y crujiente en su cobertura. Un plato que, para convertirse una fiesta, realmente necesita más cariño que arte. Que se disfruta en compañía de gourmands y gourmets de todas las edades y condiciones. Y que nunca decepciona. Completemos el círculo con un buen vino tinto joven y un poco de ensalada verde que aporte el punto de acidez necesario para potenciar –aún más– la dulce melosidad de esta brillante simpleza.
¿De verdad que hay a quién no le gusta?. Bon appétit!
Excelentes recetas, sobre todo las relacionadas con el queso. Me encantan y agradezco su labor.
Somos fabricantes de queso manchego, y estamos realizando un apartado en nuestra web donde incluimos recetas de queso, lógicamente manchego. Aunque también queremos ofrecer a nuestros visitantes enlaces hacia otras páginas que ofrezcan recetas de otro tipo de quesos, y hemos pensado en hacerlo hacia la suya, ya que desde hace tiempo que la sigo y alguna que otra receta hemos hecho en casa (con mayor o menor éxito, todo hay que decirlo.
Gracias por su labor.
Un saludo,
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Muchísimas gracias por su comentario! No dude en enlazar las recetas que considere oportuno, ya que el sentido de este pequeño espacio no es otro que compartir conocimientos y algún que experimento. Me alegro que hayan probado a elaborar alguna de las recetas que presentamos y, si le surge cuales duda o consulta, no dude en ponerse en contacto con nosotros que, por cierto, somos súper fans de los quesos y el Manchego –el buen Manchego– siempre tiene un lugar muy especial en nuestro corazón y alacena. Un saludo y, de nuevo, muchísimas gracias!
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De lujo, aunque nunca se me habría ocurrido mezclar gambas y chorizo. ¡Combinación explosiva! Yo el pastel de macarrones lo suelo preparar con atún y champis, o con verduritas, pollo y entonces sí, bechamel. Pero lo del chorizo + gambas se me ha quedado grabado….¡igual me animo la próxima vez! (con la salsa de tomate…ñammm ¡ya me está apeteciendo!)
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Muchas gracias! En realidad lo que no falta nunca en nuestra receta es el chorizo crujiente, unas veces acompañado con gambas y otras con champiñones (o con lo que tengamos a mano!). Uno de los grandes secretos de esta receta es poner en la base de la fuente una capa de tomate para que la receta quede súper jugosa en la base y crujiente por arriba 😉 Ah! Y apunto tus versiones que suenan muy-muy bien. Feliz día!
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¡No te preocupes, Antxon! si había alguién – que haberlos, siempre haylos- a quién no le gustaban los Macarrones gratinados después de ésta … o se ha «morido» de golpe al ver la de años que llevaba perdiéndose semejante platazo o directamente se ha convertido 😀 Y ahora me retiro a meditar come è possibile que nunca haya probado un pedacito de chorizo crujiente en la mia vita … no lo so …no lo so …
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Jajaja! Muchas gracias Neus! 🙂 La verdad es que es todo un clásico de esos que siempre me gusta preparar por lo rápido, sencillo y, sobre todo, sabroso que resulta. Y más en estos días de frío en los que apetece un plato un tanto consistente, reconfortante y tan lleno de recuerdos.
Y lo del chorizo es que no tiene perdón, por favor! Con lo ricas que quedan las rodajitas fritas -sin aceite para que se desengrasen bien- y crujientes. Vamos, como para comerlas «a puñaos»! 😉 Muchas gracias y buenas noches!
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Me encantan este tipo de platos. Clásicos, pero modernizados, de los que nunca te cansas 😉
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Claro que sí Mònica, es un plato de esos a los que yo, personalmente, no puedo decir que no 😉 Muchas gracias y feliz tarde!
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Antxon, ver esto a estas horas, es un castigo , con el hambre que tengo!
Qué ricos, ricos.
Yo hago algo parecido con tallarines pero bueno, pasta es.
Qué aproveche :))
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Muchas gracias Inma, por eso digo que es un clásico con infinitas variaciones, cada uno hace la suya, pero la idea, la esencia, es común (y riquísima) 😉 Muchas gracias de nuevo y feliz tarde!
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