
Esta receta es mi aportación a la Edición de Octubre 2016 del Juego de Blogueros 2.0 que, como siempre, dirige nuestra amiga Mònica desde su siempre interesante Blog Dulcedelimón que os invito a conocer y disfrutar. Podéis deleitaros con el resto de recetas de esta edición dedicada al hinojo o las uvas en los blogs que escriben nuestras amigas y amigos:
- Elvira de Así se come en Granada
- Fran de Cocinar y a comer!
- Fe de Código secreto 280
- Cristina de De Kooking
- Mònica de Dulcedelimón
- Chus de El crepitar de los fogones
- Rebeca de Enganchados a la Cocina
- Inma de Entre 3 fogones
- Ana N. de Entre obleas y a lo loco
- Raxel de Home & Run
- Sandra de Just food lovers
- Leila de La nueva cocina de Leila
- Ligia de Los postres de Ligia
- Neus de Rorosacabolas
- Maryjose de Tapitas y postres
- Gisela de Tu hora de la merienda
- Silvia A. de Unapizcadena
- Nela de Un toque de CaNela
Historias de hinojo.
Creo recordar que la primera vez que fui consciente de la importancia del hinojo en nuestra cocina –y paladar– tuvo lugar hace ya muchos años cuando me recomendaron recoger las caracolillas –caracoles pequeños de tono blanquecino / grisáceo– que se alimentaban de los brotes tiernos de esta planta común –en su versión salvaje– en nuestros campos ribereños. «Tienen un sabor anisado muy especial», me recomendaron. Y, en efecto, así era. Y así sigue siendo.

Unos cuantos años más me sorprendo sentado a la mesa en un pequeño pueblo de la Campania italiana, donde un gesticulante camarero se esfuerza en hacerme entender con qué estaba hecho ese delicioso digestivo –aguardiente– casero con el que no obsequiaba tras una sencilla y brillante cena. «Fi-no-cchio, fi-no-cchio» repetía constantemente y en un tono que se elevaba en un peligroso crescendo –como todo el mundo sabe, si un extranjero no te entiende es porque no le gritas lo suficiente-. Finalmente, el camarero, al borde del colapso vocal –y el resto de la concurrencia entretenidísima con los «spagnoli»-, voló hacia la cocina y al instante reapareció agitando, brazo en alto, un bulbo de hinojo. Tras un fracasado intento por desaparecer bajo la mesa no me quedó más remedio que reconocer que, uno; no era –fonética y etimológicamente- tan difícil de adivinar. Y dos; ese delicioso aroma levemente anisado, ya conocido, me la había jugado. Una y no más.
Cuando las votaciones para elegir cuál iba a ser nuestro producto dieron por resultado un curioso empate entre las uvas y el hinojo, tenía claro –y así lo había votado– cual sería mi producto del mes. Me encanta el hinojo ya sea crudo en ensalada, en cremas o como guarnición. Solo o acompañando a otros ingredientes proporciona al paladar un leve matiz de regaliz y anisado refrescante único. Y, sin embargo, no es un producto que se prodigue por nuestras cocinas y recetas. Algo habrá que hacer.
Viajando con hinojo.
El repaso de varios libros y recetarios me confirmó lo que ya suponía; para encontrar una receta en la que este ingrediente sea la base de su elaboración hay que dirigir nuestros pasos hacia el mediterráneos hacia oriente ya que en nuestras cocinas se emplea, básicamente, como planta aromática –salvo en escasas excepciones que no he tenido el placer de degustar-.

Los asiduos a este pequeño espacio sabéis de mi gusto y admiración por la cocina italiana. Y es precisamente en ella donde empiezan a surgir recetas simples y deliciosas de nuestro producto del mes: ensaladas dulces o picantes, cremas, guisos, frituras, empanadas rellenas o tartas. Todo un derroche de utilización –y aprovechamiento– del hinojo, además de un amplio catálogo en el que elegir y con el que experimentar.
Fue justo en este momento, sumergido entre dudas sobre recetas de origen transalpino cuando, de pronto, recordé una receta que ya había preparado en un par de ocasiones y en la que nuestra maravillosa hierba y sus semillas son esenciales. Golpe de timón culinario y geográfico y nos dirigimos hacia la tierra en la que mana – o manaban– la leche y la miel.
Para quienes no lo conozcan he de decir que «Jerusalén – Crisol de las cocinas del mundo» de Yotam Ottolenghi y Sami Tamimi es un libro excepcional en lo culinario y también –o tal vez sobre todo– en lo todo lo que atañe a la cultura, los viajes, la tolerancia y la convivencia, la historia y las pequeñas/grandes vidas de las personas. Es, también, una verdadera referencia en la descripción del Mediterráneo y sus pueblos, usos y costumbres, gustos y apetitos y a su capacidad transformadora. Una refrescante delicia de libro –y de edición– que se disfruta tanto con la vista, como con la imaginación y el resto de sentidos. No me voy a extender más en este aspecto, simplemente diré que es una joyita digna de cualquier biblioteca y de cualquier aficionado.

La receta que os presento en cuestión –inspirada/basada– en este libro resulta simplemente deliciosa, diferente y adictiva. Combina sabores dulces y ácidos, anisados y picantes con texturas melosas y crujientes sobre una base de carne blanca –pollo, aunque bien podría ser otra ave o, porqué no, conejo– y con un punto aromático difícil de olvidar. Vamos, ya sin más dilación, con los ingredientes de esta receta en mi versión particular.
Los ingredientes.
- Cuatro muslos y contramuslos de Pollo de Corral –por separado, es decir ocho piezas-. Se puede preparar también con un pollo entero y troceado –al gusto-.
- Tres o cuatro bulbos de Hinojo –al gusto-.
- Una Naranja –de zumo-.
- Dos Limones verdes.
- Cuatro Clementinas –o Mandarinas, algo más ácidas-.
- Un vasito de Anís dulce –o Raki, Ouzo, Pastis, etc.-.
- Una cucharada colmada de Mostaza a la antigua –con granos de mostaza-.
- Dos cucharadas de Azúcar Moreno.
- Una cucharada de Semillas de Hinojo aplastadas –al gusto-.
- Un par de ramitas de Tomillo –o un pellizco de tomillo seco-.
- Una par de pizcas de Pimiento de Espelette molido –o media pimienta cayena desmenuzada, al gusto-.
- Unas ramitas verdes de Hinojo fresco –reservadas de los bulbos–
- Aceite de Oliva Virgen Extra.
- Sal y Pimienta –al gusto y con moderación-.
El marinado.
Lo primero que hemos de hacer para elaborar esta sencillísima receta es preparar y marinar los ingredientes principales. Para ello mezclamos en un bol –o en una cazuela amplia– el zumo exprimido de la naranja y los dos limones, el anís, la cucharada de mostaza, el azúcar moreno y cuatro cucharadas de aceite de oliva. Mezclamos bien los ingredientes y reservamos.

Pelamos las capas exteriores de los bulbos de hinojo, cortamos los tallos y las bases, partimos cada bulbo en cuatro o seis trozos y rápidamente los introducimos en el marinado para que no se oxide. Separamos los muslos de los contramuslos –si no lo estuvieran-, lavamos y cortamos las clementinas en rodajas con su piel –unas cuatro por pieza– e incorporamos todo al marinado.
Para acabar añadimos las semillas de hinojo aplastadas –para potenciar su sabor– y el tomillo. Mezclamos con las manos bien todos los ingredientes, cubrimos con film y dejamos reposar –marinar– durante, al menos, un par de horas –mejor si es de un día para otro a fin de que los aromas y sabores se integren completamente-. Fase primera completada.
El asado.
Precalentamos el horno a unos 220ºC. Tomamos una fuente lo suficientemente grande como para acomodar todos los ingredientes –y líquidos del marinado– en una sola capa, pintamos levemente el fondo con un poco de aceite de oliva y disponemos los ingredientes cuidando de que los trozos de pollo queden con la piel hacia arriba –para que ésta resulte más crujiente-.

Una vez el horno alcance la temperatura introducimos la fuente y asamos durante unos 45 minutos hasta que el pollo presente un aspecto dorado en el exterior y resulte tierno en su interior. Extraemos la fuente del horno y, con mucho cuidado, retiramos todos los jugos restantes a una cazuela pequeña. Reservamos el resto de ingredientes en la propia fuente cubierta con papel aluminio.
El acabado.
Tomamos la cazuela con los líquidos del asado y la acercamos al fuego vivo hasta que se reduzca y obtengamos una textura ligeramente densa –cuidado porque espesará más al ir enfriándose-. Los más osados / osadas pueden añadir algo más de anís o de zumo de naranja o limón a los jugos antes de iniciar la reducción.
En este punto podemos optar por emplatar en una fuente todos el asado o bien por presentar porciones individuales. En ambos casos terminaremos salseando ligeramente con la reducción de jugos que aportará un estupendo toque meloso dulce y anisado. Para finalizar, decoraremos con unas ramitas verdes y frescas de hinojo que habremos lavado y reservado. También cuidaremos de repartir todos los ingredientes principales –pollo, hinojo y clementinas– en cada porción, provenga de la fuente o del emplatado, ya que es su combinación lo que proporcionaba magia a esta receta.

Y ya solo nos falta disfrutar de esta deliciosa receta con todo su maravilloso espectro de sabores, texturas, aromas y matices. Una receta especial como el libro y la tierra de la que proviene. Espero que ustedes la aprecien y disfruten como se merece. Y como también se merece este apasionante Juego de Blogueros que nos permite descubrir y compartir recetas en torno a un producto de temporada. Esto es todo por mi parte, solo me resta despedirme, como siempre deseándoles… bon appétit!
delciosa receta, excelente para este fin de semana que se viene y tengo una reunion familiar, muy buena pagina. saludos
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Muchas gracias y disculpa por no haber podido responderte antes. Espero que todo os haya ido fenomenal y que la receta haya sido un éxito y, si puedes, no dejes de contarnos tus impresiones. Muchas gracias de nuevo y un saludo!
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¡Antxon, me has dejado marinada 🙂 ! Poco a poco, línea a línea, con el reposo correspondiente, me he ido impregnado de una mezcla perfecta de sorpresa, admiración interés creciente y reconocimiento al amor por la cocina y por el detalle. Me alegro muchísimo de poder saborear de nuevo tus platos leyendo tus entradas ¡que rico estaba todo 🙂 ! Tanti baci!
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Muchísimas gracias Neus! Qué más quisiera yo que poder compartir más a menudo mis locuras, conocimientos, experimentos y anécdotas con la frecuencia que os merecéis! Pero el hombre propone y el calendario laboral –entre otros– dispone y, muchas veces y por desgracia, acabo la jornada con muy pocas ganas de ponerme a escribir algo medianamente legible y/o interesante. En cualquier caso te agradezco tu constancia y apoyo, que no es poco 😉 Disfruta de la receta y… tanti baci anche per te!
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Me parece una receta llena de sabores, la mezcla de cítricos, anís, naranjas, me encanta, tengo que probar la receta, para el mes que viene procuraré participar, besss
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Muchas gracias Maribel! No dejes de probarla y verás como repites. A ver si nos vemos este mes «mandarinero» 😉 Smuack!
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Si tengo ganas de mandarinear y de probar tu deliciosa receta, besss
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No sé, no sé… igual repito la misma! 😂
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jejejej ummm eso en vicio
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¡Qué delicia! Ésta es del tipo de recetas que me encanta tener de comodín, con toques diferentes y que impresionan a todo el que se siente en la mesa. Me encanta, ¡gracias por compartirla!
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Muchas gracias Silvia. Tienes toda la razón, es una receta muy «comodín», rápida, sin ninguna complicación e incluso, si no tienes tiempo, puedes prepararla sin el marinado. Ah! Y el resultado es de lo más agradecido 😉 Muchas gracias de nuevo!
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Siempre me dejas con la boca abierta y hoy no ha sido para menos, cuantas cosas aprendo con tus recetas, me encanta 😉
Otra receta que tengo que probar.
Besos
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Muchas gracias Rebeca! Me alegra que te haya gustado y, si además te sirve para algo, fenomenal 😉 A ver si por mi parte puedo retomar el ritmo habitual de publicaciones y visitas, que ya va siendo hora. Muchas gracias de nuevo y besitos!
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Este mes varios de nosotros hemos apostado por los asados… jeje Queda tan rico… Saludos Antxon!!
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Jajaja! la verdad es que sí Ana 😉 Pero si me hubieras preguntado al principio hubiera apostado a que los guisos de hinojo con pescado/marisco serían mayoría 😉 Y creo que no hay ninguna -menos mal que no me gusta apostar!-. Muchas gracias y +saludetes!
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Pues creo que Ligia si ha hecho un guisito de marisco con el hinojo… jeje 😉
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Despiste total! A ver si paso por las recetas que me faltan 😉 Muchas gracias Ana!
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Antxon, ya sabes cuanto te admiro y te respeto, una vez más nos das una verdadera cátedra, leerte siempre es un placer, me encanta aprender contigo, espero poner en práctica muy pronto esta receta… la presentación de tus platos… chapeau!!! Es que sinceramente me dan ganas de comer! 😉
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Muchas gracias Ligia! La verdad es que con seguidoras como tu es un placer poder dedicarle un tiempo, aunque sea poco y muy de vez en cuando a esta actividad. A ver si consigo aprender a ser «un poco» más constante y disciplinado y puedo agradecerte como te mereces por tu constante apoyo y por seguir ahí! Muchas gracias de nuevo por todo. besitos!
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Buenos días Antxon, no tenía el gusto de conocer tu blog y me ha encantado, me pasaré por aquí a menudo.
Me encanta el aroma y el sabor del anís, se me hace la boca agua saboreando tu receta, jajaja.
¡Enhorabuena!
Un saludo.
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Muchísimas gracias Chus! Yo tampoco conocía el tuyo ya que llevo un tiempo desconectado del Juego y los Blogs, pero prometo enmendarme y pasar a volverte la visita muy pronto. Muchas gracias de nuevo y otro saludete!
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Buenas Antxon. No conocía tu blog. Me ha encantado tu entrada. Voy a visitarte con más detenimiento y espero aprender mucho, estoy segura.
Y que de decir del plato, sano, fresco y lleno de sabor. Tomo nota.
Bss.
Cristina
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Muchas gracias Cristina! Pasa hasta la cocina y sírvete lo que te apetezca, que este es un espacio para compartir y aprender 😉 Lo cierto es que estos últimos meses estoy bastante liado con otros temas y tengo el blog –y el Juego de Blogueros– un tanto abandonados, pero espero poder enmendarlo pronto y devolverte la visita lo antes posible. Muchas gracias de nuevo y besitos!
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Veo que vamos subiendo niveles desde el Calvados.
Me quedo impresionada y espero ser adicta a esta receta bien pronto. Partiendo ya de que el pollo es de corral, ya estoy empezando a imaginar el proceso y resultado, una maravilla para los sentidos.
Gracias por enseñarnos tantas cosas.
Besitos, amigo.
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Jejeje! Muchas gracias Inma 😉 La verdad es que es una receta tan simple que casi me ha dado vergüenza publicarla. Pero es que el resultado es tan especial y tan sorprendente que, al final, me he animado a compartirla. Muchas gracias por seguir ahí! +besitos!
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Una receta estupenda y ha sido un placer leer tu entrada. Me quedo por aquí para cotillear tu blog. Un beso!.
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Muchas gracias Mary Jose! Pasa hasta la cocina y quédate cuanto quieras 😉 En cuanto tenga un poco de tiempo te devuelvo la visita. besitos!
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Antxon sigo sin poder explicar por completo todo lo que me transmites con tus entradas, ese viaje por otros mundos llenos de olores, colores y sabor; las anecdotas cargadas de aprendizaje y vida y tus recetas, estas maravillosas recetas tan distintas a lo que suelo cocinar y con las que tanto aprendo. Me quedo con tu receta para comenzar a disfrutar del hinojo, y con todo lo aprendido (aguardiente de finocchio incluido). Un besazo!
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Muchísimas gracias Noelia por tu comentario. Es una satisfacción saber que el trabajo de cocinar y escribir es apreciado. Para mi la cocina es una parte importante de mi vida, pero solo eso, una parte y, muchas veces, una simple una excusa para compartir y disfrutar de unos buenos momentos. Y es eso lo que intento transmitir en este pequeño espacio últimamente casi abandonado.
Lo dicho; muchísimas gracias por tu motivador comentario y otro besazo de vuelta 😉
(Ah! Y por cierto ya que no lo he comentado en el post, el aguardiente de hinojo se llama finocchieto, por si tienes la ocasión de probarlo y reírte un rato 😉
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