
Esta receta es mi aportación a la Edición de Enero de 2017 del Juego de Blogueros 2.0 que dirige y organiza nuestra amiga Mònica desde su Blog Dulcedelimón. Podéis deleitaros con el resto de recetas de esta edición dedicada a la Pera en los blogs que escriben nuestras amigas y amigos:
- Rosamary de Alacartemenus
- Carlota de Art i Cuina
- Elvira de Así se come en Granada
- Carabiru de ¡Birulicioso!
- Fe de Código secreto 280
- Mònica de Dulcedelimón
- Berta de Dulce, pero no tanto
- Chus de El crepitar de los fogones
- Rebeca de Enganchados a la Cocina
- Inma de Entre 3 fogones
- Ana N. de Entre obleas y a lo loco
- Raxel de Home & Run
- Sandra de Justfoodlovers
- Cristina de De Kooking
- Silvia K. de Kuinetes
- Leila de La nueva cocina de Leila
- Ligia de Los dulces de Ligia
- Jorge de Mastercocinillas
- Silvia R. de Mis deliciosas Tentaciones
- Noelia de Noestevez’blog
- Maribel de Picoteando ideas
- Neus de Rorosacabolas
- Maryjose de Tapitas y postres
- Silvia A. de Unapizcadena
Adicciones {confesables}.
Adoro los libros. Me encanta verlos, tocarlos, respirar su aroma –a veces rancio– a tinta y papel y, sobre todo, disfrutar de su compañía. Un buen libro es un buen amigo que siempre acompaña, del que puedes –debes– aprender y al que puedes retornar cuando quieras. Siempre están a la espera en mesas, sillas y estanterías. Siempre están dispuestos a reiniciar la última silenciosa conversación, por mucho tiempo que haya pasado. Por muchos cambios que haya habido, sin disputas ni reproches –bueno, también me encantan el Jamón, el Gorgonzola y las nueces, pero esta parte la dejaremos para más adelante-.

He de confesar que tengo la costumbre –buena o mala, según el interlocutor de turno– de leer varios libros al mismo tiempo con la única salvedad de que pertenezcan a géneros distintos –no mezclar dos novelas, por ejemplo, siempre es una buena receta-. Y, precisamente, ha sido en uno de estos cruces lectores donde se ha gestado la receta que hoy os propongo. Pasemos página.
Lo que hemos comido.
O, en su versión original, El que hem menjat, es un muy particular y entretenidísimo libro recopilatorio de cocinas, saberes, productos, filias, fobia, recuerdos y vivencias del gran Josep Pla. Una lectura muy recomendable –siempre contextualizada en los años setenta– que se desgrana prolíficamente en más de ochenta breves e intensos capítulos dedicados, cada uno de ellos, a un producto, una estación, un recuerdo o una receta. Imprescindible para curiosos, bibliófilos y amantes de la cultura y cocina catalana y ampurdanesa o de Cataluña y el Empordà por extensión.

Cosas del azar, cuando ya tenía decidida, elaborada y fotografiada la receta para este mes –por una vez en plazo-, recordé que en uno de sus capítulos –Platos de Fiesta Mayor– se hacía referencia a la antigua costumbre de ofrecer, durante las visitas festivas, platillos o entrantes a base de peras o manzanas rellenas en dos versiones; dulces y saladas. ¿Saladas? Ya en su momento me intrigó esta segunda versión sobre la que indagué con, más bien, escasos –y poco sugerentes– resultados. Punto y aparte.
La conexión transalpina 2.0
Hace unos días leía acerca de la costumbre italiana de comenzar una comida de verano con peras y queso, del mismo modo que nosotros lo hacemos con el melón con jamón; dos estupendas mezclas de dulce y salado, fresco y curado.
Repentinamente me vino a la mente el comentario de Pla y la búsqueda de la receta de peras con relleno salado. Obviamente aquí había –o podría haber– un buen punto de partida, una buena conexión.

¿Por qué no tomar partes de ambas versiones y combinarlas para obtener un plato que sirva de puente entre la parte salada y dulce de una comida? De hecho, hace siglos que el queso sirve para ello en las mesas norteñas y europeas –los famosos carritos de quesos previos al postre dulce-. Esta es la idea; pongamos algo de sal al dulce y un poco de dulce a lo salado.
Aprendiz de brujo.
Partiendo de dos ideas y dos productos –peras y queso– vamos a sustituir las carnes picadas de la receta ampurdanesa –ternera y cerdo– por unos finos recortes de jamón ibérico que aportarán la parte carnosa, salinidad, aroma y profundidad al conjunto. También cambiaremos las almendras de la receta original por unas nueces de temporada, más acordes para acompañar al más brillante y cremoso de los quesos azules italianos; el Gorgonzola –nueces y queso; otro clásico– .

Además, vamos a aplicar a la base de la receta –las peras, nuestro producto del mes-, un tratamiento que potencie su sabor cociéndolas en su propio zumo aromatizado –que recuperamos a modo de confitura– y que, al mismo tiempo, suavizará su textura granulosa. Continuaremos marcando en una sartén su cara plana para añadir un matiz caramelizado y crujiente, y, por último, asaremos el plato completo para templar e integrar los sabores antes de pasar a la mesa.
Esta es, en resumen, la historia, la receta y el proceso. Vamos con los ingredientes.
Ingredientes.
- Cuatro Peras hermosas y de carne dura, tipo Champion o Conferencia –mejor si no están demasiado maduras-.
- Unos 200 gramos de queso Gorgonzola –queso azul cremoso italiano-.
- Unos 150 gramos de Jamón Ibérico en lonchas muy finas –15 lonchas aproximadamente-.
- Dos docenas de Nueces frescas –de nuestros bosques y productores– de las que reservaremos algunas peladas y enteras para emplatar.
- Un litro de Zumo de Pera envasado de calidad.
- Dos cucharadas de Sirope de Ágave –o, en su defecto, miel de acacia-.
- Unos 30 mililitros de Licor de Pera Williams y otros tantos de Crème de Cassis o crema de grosella negra –ambos alcoholes opcionales-.
- Un par de ramitas de Romero fresco.
- Un par de trocitos de Mantequilla –para la caramelización en sartén-.
- Una docena de granos de Pimienta de Sichuan –opcionalmente-.
- Unas gotitas de Aceite de Oliva Virgen Extra.
- Un toque de Pimentón de la Vera agridulce.
Cocción.
La primera fase de la elaboración de la receta gira en torno a la cocción. Tomamos una cazuela amplia en la que quepan holgadamente las ocho medias peras y llevamos a ebullición el litro de zumo de pera junto con otro de agua, el sirope de ágave –o agave– y, opcionalmente, el licor de pera.
Mientras tanto, lavamos y secamos cuidadosamente las peras, las cortamos longitudinalmente por la mitad procurando dejar medio pedúnculo –rabito– con cada parte y retiramos las semillas y partes duras –y un poquito más para acomodar holgadamente el relleno-. Una vez los líquidos comiencen a hervir bajamos la potencia hasta la mitad e incorporamos las peras con la cara plana hacia arriba para que no se dañen.

El tiempo de cocción –siempre a pequeños borbotones– dependerá del tipo de pera, su madurez, tamaño, etc. pero calcularemos unos 20 minutos a partir de que el hervor se retome. Las peras han de quedar muy tiernas –se puede comprobar sencillamente con la punta de un cuchillo– y prácticamente translúcidas.
Una vez al punto, las retiramos con la ayuda de una espumadera –y mucho cuidado– y las depositamos sobre una rejilla para que escurran los líquidos y se enfríen. Para acabar, colamos el líquido de cocción y lo pasamos a una cazuela más pequeña donde dejaremos reducir –añadiendo, opcionalmente, la crème de cassis– hasta obtener un jarabe bien espeso.
De vuelta al mole.
O, como decíamos el mes pasado, al mortero o bol en el que mezclaremos los ingredientes del relleno cortados en trozos lo suficientemente pequeños para ser saboreados cómodamente, pero no tanto como para que se conviertan en una papilla uniforme. Buscamos un corte y una mezcla con cierta rusticidad, en la que predomine el conjunto pero no se pierdan sus partes.

Para ello juntamos el queso –que ha de estar a temperatura ambiente desde, al menos, una hora antes– con las lonchas de jamón que picaremos en tiritas finas con la ayuda de un cuchillo y las nueces troceadas a mano. Mezclamos todos los ingredientes con la ayuda de un par de tenedores hasta conseguir integrar bien todos los ingredientes. Reservamos al frío.
Fritura.
Con las peras frías y bien escurridas vamos a caramelizar su cara superior. Para ello acercamos una sartén al fuego medio-suave, incorporamos una nuez de mantequilla –y, opcionalmente, los granos de pimienta de Sichuan– y, cuando tome temperatura, comenzamos a freír las peras –solo por el lado del corte-, de una en una, hasta que se forme una superficie dorada y crujiente. Las extraemos a un papel absorbente para de retirar la mantequilla sobrante y las acomodamos, finalmente, en una fuente de horno en la que quepan holgadamente.

Continuamos. Esta vez con la ayuda de un par de cucharas formamos unas quenelles –bolas de masa de forma alargada– con el relleno preparado que iremos depositando en el hueco de cada una de las peras. Terminamos añadiendo unas briznas de romero fresco en cada una de las porciones y reservamos cubierto con film y a temperatura ambiente hasta la hora de finalizar en el horno.

Horneado {y fin}.
Calentamos el horno en modo gratinador medio y, una vez alcance la temperatura –unos 210ºC– introducimos la fuente con las peras durante unos tres o cuatro minutos, hasta que el queso quede completamente fundido y el resto de los ingredientes comiencen a dorarse. Extraemos la fuente y nos disponemos a emplatar o a presentar la fuente. Para este segundo caso, espolvoreamos muy levemente un poco de pimentón agridulce y unas gotas –pulverizadas a ser posible– de aceite de oliva sobre las peras. Calentamos el jarabe obtenido de la reducción del caldo de cocción y lo pasamos a una salsera o bol de mesa para acompañar el asado.
En caso de optar por emplatados individuales –es recomendable habida cuenta lo endebles que resultan las peras tras las cocciones-, pintamos el fondo de cada plato con una cucharada corrida –depositar, apoyar y mover– de jarabe, depositamos sobre ella media pera, pulverizamos un poco de aceite, espolvoreamos una pizca de pimentón y terminamos decorando con las nueces reservadas y unas hojitas de romero fresco.

El resultado es un plato que combina sabores, aromas y texturas tan aparentemente diferentes como complementarios. Dulce y salado, intenso y suave, aromático y profundo, crujiente y meloso; cada bocado es un homenaje tanto a los productos como a las culturas, interpretaciones e interpretadores que han hecho posible de esta sencilla delicia un plato único y diferente. Espero que ustedes lo disfruten tanto como nosotros lo hemos hecho y, mientras tanto, todos nuestros mejores deseos y… Bon appétit!
Por favor, menuda delicia!
Cuando entro en tu blog ya lo hago sin el sombrero. Total, si me lo tendré que quitar igual. En fin… por favor, abre un restaurante porque tus recetas hay que disfrutarlas.
Besos!
Silvia K
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Jajaja! Muchas gracias Silvia! Como decía una vieja canción; donde dejo mi sombrero, ese es mi hogar 😉 así que me alegra que te sientas como en tu casa. Y lo del restaurante mejor lo dejamos, los hobbys son para disfrutarlos! +besitos
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Amigo, no te libras de mí 🙂
Ahora soy yo la que se disculpa por la tardanza, pero esta tecnología me lleva loca.
Vete pensando presentarte a un concurso de cocina de calidad, porque vamos, esto es impresionante….
Felicidades y besitos.
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Jajaja! Muchas gracias Inma! Dios nos libre de librarnos de tu presencia, por mucho que la tecnología se empeñe en ello! 😉 Lo de los concursos lo seguiremos dejando en cursos, se aprende más, no te enfadas con –casi– nadie y se sufre menos 😉 Muchas gracias de nuevo por tu apreciación +besitos!
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Llevas razón , es mejor crecer sin competencia salvaje .
Besitos amigos 😘
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En realidad, se trata más de la propia salud mental que de la competencia 😉 +besitos!
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Llevas razón … 😘
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Me has dejado salivando con esta receta. Me encanta todo: la presentación, los ingredientes, todo. Perfecta, enhorabuena y gracias por compartir
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Muchas gracias Silvia 😉 Como has podido ver es una receta muy sencilla pero el resultado es estupendo. Muchas de nuevo!
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¡Madre mía! Qué recetaza. Y a mí que no me gustaban las peras…
Lo tiene todo, técnica, sabores, presencia… y una narración única, de la que, como siempre, he salido aprendiendo cosas nuevas (lo reconozco, no he leído a Pla y ya debería…).
Definitivamente, tenerte en el reto es un lujo.
Besitos y gracias por tu receta :*
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Muchas gracias Mònica! Para ser totalmente sinceros, las peras tampoco son una de mis frutas preferidas, pero.. no están mal 😉 Y sobre la historia, creo que basta con decir que fue, prácticamente, el origen de la receta, por lo que era imprescindible empezar por ella –o por Pla, tan sencillo, sabio y socarrón que tenía que acabar llegando a una de mis historias con receta-. Muchas gracias de nuevo por tus comentarios y por mantener y animar este reto mensual +besitos!
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Vaya Antxon, una receta genial!!!!. Me encanta como empiezas a escribir y llegas al plato final haciendo el recorrido tan ameno que no puedes dejar de leer. Los ingredientes y su combinación de lujo. Felicidades.
Bss
Cristina
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Muchas gracias Cristina! me alegra que te haya gustado y, sobre todo, que se te haya hecho ameno. A veces me pongo a contar batallitas y no sé dónde acabar 😉 La receta es sí es bastante sencilla, pero el resultado es, de verdad, excelente. Muchas gracias de nuevo y besitos!
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Este post es super interesante, me encanta como lo enfocas y la receta espectacular con ese relleno.
Besos.
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Muchas gracias Elvira 😉 Como la receta en sí misma es bastante sencilla, creo que la historia tras ella le aporta un poquito más 😉
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Rico rico y original. Enhorabuena por la aportación 😉
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Muchas gracias Silvia 😉
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Sigo pensando que tanto gusto paso leyendo tus rectas, como gusto pasaría escondida en aquel rincón de tu cocina, apiñada con los compis del Juego, viendo como planificas, elaboras y disfrutas de ese 99% de transpiración 😉 un placer compartir contigo un poquito de ese disfrute 🙂 Besos Antxon!
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Jajaja! Muchas gracias Neus. Lo que no sé es cómo íbamos a caber todos en la cocina… afortunadamente soy poco proclive a la transpiración 🙂 En cualquier caso, ya sabes que siempre hay un huequecito para ti. Muchas gracias de nuevo y besitos!
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Omg! Esto es nivel… Las peras saladas me flipan bastante. Probé hace tiempo una pera en vinagreta (una especie de escabeche de pera) que me pareció la bomba… Y esto seguro que no me iba a defraudar…
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Muchísimas gracias Ana! No había oído nunca lo de las peras en vinagreta –bueno, en Italia se confitan y guardan en mostaza suave, que tal vez sea algo parecido– pero voy a informarme ya mismo! Muchas gracias también por la pista 😉
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Antxon, yo siempre llego a tu link deseosa de saber qué habrás hecho esta vez y como habrá ido «pintando» tu plato. Siempre lo ves como un lienzo en blanco al que darle vida. Y lo consigues. Y además las fotos. Bueno yo no tengo palabras. supongo que estarían delicisoas
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Muchísimas gracias Fe! La verdad es que ese es –o procuro que sea– el planteamiento; empezar, siempre que sea posible, desde cero e ir viendo hacia donde me llevan la experiencia, las lecturas y la intuición. Pocas veces parto de una receta ya conocida –en lo que al Juego de Blogueros se refiere– y los resultados suelen ser, al menos, interesantes. Y te agradezco, también, el comentario sobre las fotos; están hechas con el móvil. Soy demasiado vago –y cuidadoso– como para meter la reflex en la cocina 😉 Muchas gracias de nuevo y nos leemos!
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Una receta impresionante con un aspecto inmejorable, me tomaba una de merienda, o dos, jajaja.
Enhorabuena!!!
Un saludo.
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Jajaja! Muchas gracias Chus! La verdad es que han resultado todo una sorpresa y un acierto. No tardaré –por petición popular– en repetirlas 😉
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Vaya platazo Antxon, tenía la intuición de encontrar un plato dulce y salado al abrir tu blog, y además de acertar me he quedado, una vez más, gratamente sorprendida. Casi te diría que me he sentido un poco mal, pues este mes yo lo que se dice cocinar… no he cocinado nada. Pero esta sensación amarga dibuja al tiempo una sonrisa en mi cara, pues sois vosotros, con vuestras maravillosas propuestas los que encendéis la llama de la insatisfacción y por lo tanto de mejora para la próxima propuesta. Otra vez quedo enamorada de tu receta, tus formas y tus palabras. Gracias por enseñarme tanto!! Un beso.
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Ante todo muchas gracias, Noelia! Y ¿sentirte mal? No sé por qué. De hecho, trabajo de cocina –lo que se dice trabajo– tampoco hay mucho en mi receta; cocción, sellado, relleno, al horno y punto final. El resto es la explicación del proceso de investigación y los detalles para llevar la receta a un punto –digamos– óptimo que siempre me gusta añadir. Y sobre los dulces y salados ya sabes cómo soy; incapaz total ante postres, reposterías y demás inventos infernales 😉 En cualquier caso muchas gracias, de nuevo, por tus comentarios y apoyo. siempre son una ayuda y un reto para seguir aprendiendo y adelante! besitos!
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Lo primero, decirte que me ha encantado cómo has ido eligiendo los distintos ingredientes que acabarían componiendo el plato. Esas dotes alquímicas que yo o no tengo o no he tratado de potenciar me dejan maravillada.
El plato, como no podía ser de otra manera, tiene una pinta estupenda.
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Muchas gracias Carabiru! La verdad es que la receta surgió casi involuntariamente al mezclar dos fuentes/ideas/recetas que había leído recientemente. De hecho no era ni mi idea, ni receta original –que guardo, preparada y fotografiada, para más adelante– sino un golpe de locura –moderada– ya que los ingredientes estaba claro que iban a funcionar combinados. Así que, en realidad, poca alquimia, mucha lectura y un poco de reflexión y osadía 😉 Muchas gracias de nuevo!
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Como siempre, una redacción y elaboración de receta exquisita. Felicitaciones Antxon! Estupenda propuesta 😉
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Muchas gracias Ana! Es la segunda receta que he preparado con peras –la otra es más veraniega, así que la dejo para cuando el clima acompañe– y, de verdad, que el resultado ha sido estupendo 😉 Muchas gracias, de nuevo, por tu comentario!
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Una idea muy inspiradora, ya me gusta la pera con queso azul pero esta versión caliente con el relleno me hace salivar sin parar jejeje , gracias por tu receta besss
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Muchas gracias Maribel! Pues imagínatela con un toquecito de jamón y unas nueces crujientes… seguramente estará mal que lo diga, pero es un espectáculo de sabores! 😉 Gracias de nuevo y besitos!
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Me encanta la combinación del dulce de la pera con el toque fuerte del queso y el salado del jamón. ¡Me lo anoto! 😀
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Muchas gracias Sandra! Es una combinación tan especial como deliciosa en la que lo más importante es el equilibrio para que nada destaque demasiado y todos los sabores y aromas estén presentes. Muchas gracias de nuevo!
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Me encanta Antxon, tienen pinta de estar buenísimas!!! Y la combinación de sabores y texturas tiene que ser espectacular. Sigo admirando como siempre no solo tus recetas, sino tu forma de escribir, de describir de mantenerme a la expectativa de principio a fin, yo que soy más bien de naturaleza inquieta suelo perder el interés bastante rápido si una receta no es lo suficientemente buena, pero tu logras capturarme SIEMPRE! Me encanta leer… pero leo lo que me gusta y cuando empiezo no paro, así que si empiezo una novela por decir algo tengo que tener el día completo para dedicárselo porque seguramente no pararé hasta acabarla… así que nunca he probado a leer dos cosas a la vez… interesante… igual me ayude a no obsesionarme con una sola novela… igual me obsesione con dos! 😉 Un abrazo grande Antxon!
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Muchas gracias Ligia! Soy una persona bastante reflexiva –a veces demasiado– y eso es lo que intento transmitir; detrás de cada receta –grande o pequeña, sencilla o compleja– hay un trabajo de reflexión, investigación, innovación y puesta al día. Como decía Picasso el arte es 99% transpiración y 1% inspiración, así que intento, que en lo posible, el trabajo esté a la altura. La inspiración es un soplo de locura que a veces llega –y a veces o no-. Sé que a mucha gente no le interesa, que con frecuencia –tal vez más de la deseada– me pongo un poco pesado con mis historias y desvaríos. Y es principalmente por ello por lo que te agradezco de todo corazón tus palabras. Muchas gracias y besitos!
(Ah! y no dejes de probar a leer más de dos libros al mismo tiempo, a veces terminas inventándote uno nuevo) 😉
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