
Hagan Juego.
Esta receta es mi aportación a la edición de Junio del Juego de Blogueros 2.0 –este mes dedicado a la Remolacha– que tan simpática y eficientemente dirige Mònica desde su Blog Dulcedelimón y que, personalmente, os invito a conocer y disfrutar.

Podéis deleitaros con el resto de recetas de esta edición dedicada a «doña Remo» en los blogs que escriben nuestras amigas y amigos:
- Rosemary de Alacartemenus
- Carlota de Art i Cuina
- Fran de ¡Cocinar y a comer!
- Carmen de Croqueteandoo y mas
- Mònica de Dulcedelimón
- Inma de Entre 3 fogones
- Ana de Entre obleas y a lo loco
- Bela de Fácil con Bela
- Josu de Gordonauta
- Silvia de Kuinetes
- Leila de La Nueva Cocina de Leila
- Ligia de Los Dulces de Ligia
- Ester de Los Mundos de Piru
- Noelia de Noestevez’blog
- Maribel de Picoteando ideas
- Xavi de Que me gusta un comer
- Sara de Recetas and Co.
- Neus de Rorosacabolas
- Nadia de Siempre sin Gluten
- Susanna de Trumpi
- Kai de Tupper’s Moment
Los días Magentas.
Este ha sido un mes y un producto complicado. Casi desde el primer momento de la votación nuestra protagonista –la remolacha– se perfiló como ganadora, tal vez más por conocimiento y aprecio que por su versatilidad. Creo que todos las preparamos habitualmente y más o menos de las mismos modos; cocidas y aliñadas en ensalada o bien en crema –tenía previsto publicar mi receta de Crema de remolacha y Queso fresco la misma semana de la votación; queda para más adelante-.

Como decía, este ha sido un mes complicado y, cuestiones personales al margen, «doña Remo» ha tenido su parte de culpa. En la edición pasada del Juego de Blogueros 2.0 –dedicada a la fresa– tuve que contentarme con una versión alternativa a la receta que había ideado, y no quería que este mes volviera a pasarme lo mismo. Un par de días después de acabada la votación ya tenía pensada la receta y, otro par más tarde, todos los productos sobre la encimera de mi cocina.
Y, a partir de aquí, podríamos hablar de las pruebas que he tenido que hacer hasta encontrar el punto exacto de la preparación. O de lo «divertido» que ha resultado tener las manos teñidas de magenta durante casi dos semanas. Así que, lo mejor, es entrar en materia.
Hola Bombón!
En el proceso de creación de esta receta he contado con la ayuda –principalmente– dos grandes libros teóricos: La Cocina y los Alimentos de Harold McGee –imprescindible– y La Enciclopedia de los Sabores de Niki Segnit –muy interesante-. De ellos extraje palabras y conceptos como terrosidad y geosmina, dulzor y sacarosa, color y solubilidad que, una vez asimilados, se transformaron –mentalmente– en la visión de un esférico, crujiente y, al mismo tiempo, cremoso bocado magenta, de sabores contenidos, dulces y terrosos a un tiempo. Una idea redonda como un bombón.
Pero, en serio, ¿un bombón?. Para ser más exactos un bocado crujiente creado a base de aprovechar-y potenciar– la forma y los azúcares naturales de la remolacha para conseguir un exterior crujiente y mantener el interior, sino fluido, al menos muy tierno. Podría ser.

Pronto deseché la forma esférica –a todas luces incómoda para emplatar y comer– y opté por transformar las remolachas en unos bonitos cilindros magenta. Y ya que tenemos el producto, la forma y el proceso ¿cómo y con qué podríamos acompañar nuestro bombón de remolacha?. Nada mejor –bajo mi punto de vista– que un buen juego de contrastes; a la terrosidad le opondremos salinidad –un pescado marinado-, al dulzor, un toque amargo –un ligera crema de verduras-, al crujiente, cremosidad y al sólido, líquido.
Los Ingredientes.
Teoría completa. Es hora de pasar a la práctica y, para ello, vamos a necesitar estos ingredientes:
- Cuatro Remolachas frescas y de tamaño similar –de cultivo sostenible-.
- Cuatro cucharadas de Jarabe de Vinagre Balsámico –o una reducción del mismo-.
- Un par de cucharadas de Sirope de Ágave –o arroz, al gusto-.
- Un par de nueces de Mantequilla.
- Un Chicharro –o Jurel– de unos 200 gramos-
- Medio kilo de Sal Gruesa –aproximadamente, para el marinado-.
- Unas virutas de corteza de Naranja.
- Unas ramitas de Eneldo fresco.
- Aceite de Oliva Virgen Extra.
- Unos 200 gramos de Canónigos frescos.
- Una Chalota –o Escalonia-.
- Unos 100 mililitros de Caldo de Ave –natural o envasado de calidad-.
- Un Yogur tipo griego.
- Una pizca de Pimiento de Espelette en polvo.
- Unos Brotes de Puerros –para el emplatado y acompañamiento–
- Unas gotas de Aceite de Nuez –opcional-.
- Sal y Pimienta al gusto.
El Chicharro Marinado.
Comenzaremos por marinar el chicharro, ya que requiere unas cuantas horas –se puede preparar de un día para otro o conservar el pescado en aceite durante varios días-. El Chicharro –o Jurel– es un pescado azul, especialmente sabroso en esta época del año, y que pertenece a los denominados pescados azules, es decir, con un alto contenido graso. Y es, precisamente esta característica por la que resulta idóneo para el marinado o salado ya que su carne, una vez macerada, conserva un interesante punto graso y meloso.
En primer lugar preparamos los dos filetes –o lomos– del pescado bien limpios de espinas –podemos pedírselo a nuestro pescadero o hacerlo por nuestra cuenta, no es difícil-. Una vez limpios, cortamos cada uno de ellos por la mitad a lo largo y aprovechamos para retirar las últimas tiras de espinas del centro de los lomos. Para terminar, los lavamos y secamos cuidadosamente.

Tomamos una fuente en la que quepan holgadamente los lomos del pescado y cubrimos el fondo con sal gruesa. Sobre ella colocamos los cuatro medios filetes con la piel hacia abajo. Añadimos sobre ellos unas tiras de corteza de naranja –sin la parte blanca-, espolvoreamos el eneldo picado muy finamente y cubrimos el conjunto con otra capa de sal gruesa hasta que quede perfectamente tapado. Guardamos la preparación en el frigorífico durante unas tres o cuatro horas –dependiendo del grosor de los filetes-. Hay que tener en cuenta que este proceso, además de aromatizar la carne, la seca extrayendo su humedad. Por ello no es conveniente dejarlo más tiempo del necesario –si no queremos encontrarnos con una especie de mojada seca de chicharro-.
Una vez transcurrido el tiempo extraemos los filetes y los lavamos cuidadosamente con agua fría. Los volvemos a secar y los dejamos reposar –ahora sí puede ser durante más tiempo– cubiertos con aceite de oliva. Esto permite una rehidratación de la carne marinada con el aceite, que aportará –además de su sabor– una mayor cremosidad.

Evidentemente hay muchos modos de marinar, pero creo que éste –tan extraordinariamente sencillo– respeta perfectamente el sabor y textura del pescado confiriéndole, además, un suave aroma entre cítrico y anisado.
El Bombón de Remolacha.
Comenzamos por cocer las remolachas sumergiéndolas en agua hirviendo y salada durante unas dos horas. El tiempo dependerá del tamaño y frescor de las remolacha pero, en cualquier caso, se trata de obtener una textura verdaderamente tierna –mucho más blanda que la necesaria para una ensalada o aliño de remolacha-. Una vez alcanzado y comprobado el punto de cocción -presionando suavemente con los dedos– las dejamos enfriar en el agua de cocción. Mientras tanto mezclamos en un bol pequeño el jarabe de vinagre con el sirope de ágave.
Una vez la remolachas estén frías, las torneamos –damos forma de cilindro– aprovechando al máximo posible de cada pieza –el tamaño final dependerá del propio de la remolacha-. Acercamos una sartén con la mantequilla y una cucharada de aceite de oliva al fuego medio-fuerte y, cuando alcance su temperatura, depositamos los cilindros de remolacha que habremos recubierto con la mezcla del jarabe balsámico y el sirope.

Depositamos media cucharadita más de los jarabes en las caras planas de los cilindros de remolacha –cada vez que los volteemos repetimos la operación– y dejamos que se vayan caramelizando –glaseando– suavemente y sin dejar de rociarlos con los jugos de la sartén –con la ayuda de una cuchara– hasta que el exterior resulte brillante y crujiente. Una vez finalizado el proceso depositamos las remolachas sobre una rejilla para que se enfríen y aireen –y no se peguen-. Remolachas crujientes listas, vamos con la última parte de la receta.
La Crema de Canónigos.
Tomamos una sartén mediana y pintamos el fondo con un hilo de aceite de oliva. Picamos muy finamente la chalota y la pochamos suavemente en el aceite. Cuando comience a transparentar incorporamos los canónigos, damos un golpe de calor fuerte –lo justo para que se ablanden un poco– e incorporamos el caldo de ave. Dejamos evaporar unos minutos y retiramos del fuego. Salpimentamos suavemente, espolvoreamos un poco de pimiento de Espelette y dejamos enfriar.

Pasamos la mezcla –una vez fría– al vaso de la batidora, incorporamos el yogur y una cucharada de aceite de oliva y batimos hasta obtener una crema homogénea y ligeramente espesa. Reservamos al frío.
Acto Final y Conclusión.
Antes de comenzar a emplatar templamos ligeramente los bombones en el horno y fileteamos –con la ayuda de un buen cuchillo– los lomos de chicharro hasta obtener unas 12 ó 16 láminas tan finas como nos sea posible. A continuación pincelamos –con la ayudado una brocha– la crema de canónigos en el fondo del plato de presentación, sobre ella disponemos un bombón de remolacha, tres –o cuatro– láminas de chicharro marinado y terminamos decorando con unos brotes de puerros y unas gotas de aceite de nuez.

El plato está listo para ser degustado. La personalidad, el sabor y el color del bombón de remolacha, crocante, levemente dulce y terroso, combina perfectamente con el amargor de la crema de canónigos de base y la salinidad mineral y tersa del pescado marinado. Un plato que hay que probar para extraer todos los interesantes matices de los productos y los procesos empleados para su elaboración en un plato tan único como diverso de sabores, aromas y texturas.
Y ya solo me queda insistir, una vez más, en el disfrute que supone pensar, elaborar y, finalmente, degustar estas recetas, fruto de un reto apasionante del que, estoy convencido, todos sacamos muy buenas y sabrosas lecciones. Esto es el Juego de Blogueros 2.0. Espero que ustedes también lo disfruten. Por mi parte, les deseo todo lo mejor y, como siempre… Bon appétit!
excelente receta, se ve deliciosa, la pondre en practica y ojala me quede igual, gracias por la informacion. saludos
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Muchas gracias! La receta es un tanto laboriosa pero el resultado merece el esfuerzo. No deje de contarnos qué tal le fue con elaboración y las opiniones de sus comensales. Un saludo!
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Y como siempre…. me has dejado sin palabras aun sin haber leído la receta, tan solo con el titulo!!! Me encanta tu idea Antxon! 🙂
besos
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Muchísimas gracias Carlota. Es una combinación muy interesante de texturas sabores… y colores! +besitos!
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Sin palabras como siempre. Hasta has consultado el libro de Harold McGee. Esto es de profesional. Sólo me da mucha pena no poder probarlo. A ver si me animo y lo hago. Felicidades.
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Muchas gracias Sara 😉 La verdad es que, para mi al menos, el libro de McGee -el primero- es una referencia absoluta y un punto de partida estupendo para ir centrando cualquier receta a desarrollar. Los datos y las pistas que ofrece son siempre geniales. Gracias de nuevo!
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Cada vez te luces más. Como dice Kai, y yo me reafirmo porque ya te lo dije una vez, haces platos de alta cocina.
Para cuándo tu propio restaurante? 😉
Besos
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Jajaja! Muchas gracias Silvia pero espero que nunca 😉 Me encanta cocinar para mi, mi familia y amigos y, aunque muchos de ellos son críticos sin piedad, prefiero que esto siga así, una bonita afición y una válvula de escape. He visto cómo se trabaja en una cocina «de verdad» y, qué quieres que te diga, con lo bien que se cocina en casa, a tu ritmo, con tu musiquita y un vinito cerca.
Muchas gracias de nuevo. besitos!
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Pues tienes toda la razón. El ritmo de trabajo de un restaurante, y ya no te digo si es tuyo, es demencial. Yo estuve hace muchos años en cocina de uno y aquello era un correr sin parar
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Si, las aficiones hay que procurar mantenerlas como lo que son: aficiones (y que conste que yo soy de los que han tenido la fortuna de trabajar en lo que era una afición) 😉 besitos y buen fin de semana!
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¡No puedo parar de flipar con este post! O_O
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Jajaja! Muchas gracias! te lo agradezco, de verdad! 😉
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Alucino siempre con tus recetas Antxon! Vaya ideas se te ocurren, eso de dar a la remolacha forma de cilindro así de fácil… y es que a mí, como matemático que voy a ser, me encanta eso de jugar con las formas y la verdad que así queda mucho más estético. Otra cosa… qué os gustan los marinados, nunca he probado ninguno a ver si me animo, es que ver la carne así crudita me echa para atrás, aunque estéticamente me encanta también, pero nada nada, tendré que probarlo 😛 Por no hablar del jarabe balsámico, que también te encanta jajaaja
En fin que me ha gustado mucho tu receta, un abrazo y nos vemos en la próxima 🙂
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Muchas gracias Fran 😉 Es una cuestión de pura simplificación; que todo resulte más sencillo y menos complejo de lo que en realidad es. Ese es mi objetivo ahora mismo. Y sobre los marinados… qué quieres que te diga, los jamones de Guijuelo y la Sierra de Artacena también están crudos -curados y salados pero en crudo-, así que viene a ser lo mismo. Anímate y disfruta de los sabores más naturales, seguro que te encantarán.
Gracias de nuevo y un abrazo! Nos vemos en la próxima!
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Pues es verdad! Buen ejemplo ese del jamón (el de Jabugo es mejor jajaja), igual que los boquerones en vinagre que tanto me gustan no? Pues no había yo relacionado eso, es que de esto soy poco entendido. Un abrazo Antxon!
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Eso es, parece que lo del «crudo» es una costumbre extraña, pero entre los secos -jamones y embutidos-, los salados -boquerones y mojadas- y los marinados -anchoas, salmones y demás- estamos más habituados al crudo de lo que nos creemos. Que pocas cosas hay realmente nuevas. Y que, muchas veces lo más antiguo, es lo más moderno 😉
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¡Yo también me apunto! ¿a qué? A quedarme alucinada con tus preparaciones, tus explicaciones y tus resultados; a permanecer boquiabierta cada vez que Antxon, el artista que pincela recetas en un blog lleno de humildad y magia, comparte con todos nosotros su ilusión y su pasión ¡que bonito lo haces! Remi debe estar más que magenta, pero claro, no podemos verlo 😉 Un beso!
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Y ahora ¿qué digo?. La verdad es que ante tanta amabilidad e inmerecidos elogios no sé que decir.
Gracias, ante y sobre todo, gracias. Y compartir las alabanzas. Es gracias a ti, a vosotros, a vuestras lecciones y enseñanzas, a vuestro apoyo y confianza, a vuestro cariño y paciencia que este largo camino que hay entre la lata de judías recalentadas y el Praliné cocido de cacahuetes con txangurro con esencia de calabaza es cada día más desafiante, más complejo, pero también más satisfactorio y reconfortante. Todo es mejor cuando te sientes acompañado. Bien acompañado. Sin ninguna duda. besitos
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Pues seguiremos haciendote buena compañía 😉 Un beso!
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Estupendo! #felizcomounalombriz 😉
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Es todo un lujo tenerte tan cerca y podernos enseñar estos platazosss, ayyy como me gusta la presentación y la combinación de sabores y colores,,, cómo se nota tu pasión por la cocina, chapó xDD
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Jajaja! Lo que es un lujazo, de verdad, es tener gente como tu derrochando simpatía y amabilidad 😉 Muchas gracias por tus comentario, te lo agradezco de todo corazón. besitos!
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Te ha quedado de muuuuerte y con una presentación que me ha dejado sin palabras, felicidades. Besitos de Fácil con Bela
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Muchísimas gracias Bela! Me alegra que te guste la receta y que te guste el emplatado, pero en la presentación todavía tengo que trabajar bastante más 😉 No llego al punto que me gustaría. Paciencia, gracias y besitos
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Brillante como siempre Antxon, se nota la pasión, el amor, el tiempo que le dedicas a lo que haces… que puedo decirte? me encanta! Tendrás que darme unas clases particulares, incluyendo emplatados, TODO me encanta todo lo que haces! gracias por compartir con nosotros tus conocimientos!
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Te agradezco muy sinceramente tus palabras, Ligia. De verdad que no se puede cocinar bien sin pasión, sin trabajo y sin amor por lo que haces, como muy bien sabes. Y todo lo demás va llegando de manos de la experiencia, la técnica y de los consejos de quienes, sencillamente, saben más que uno mismo. Es un largo camino, pero qué gran satisfacción avanzar y ver que cuánto –cuantísimo– queda por aprender. Cuantos retos y objetivos por alcanzar. Y cuanta buena gente dispuesta a enseñar y ayudar.
Muchas gracias a ti por estar ahí con toda ti sabiduría y simpatía. besitos!
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Vale. Por favor. Te lo voy a tener que pedir al final. Unas clases, por favor 🙂
Aparte de un ser una receta digna del mejor restaurante, va acompañada de un montón de sabiduría culinaria. Cada post tuyo me sirve para aprender un montón
Así que gracias. Por todo 🙂
Besitos
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Jajaja! Muchas gracias Mònica, pero ya sabes que no tengo muy claro quién debería de dar las clases a quién –bueno en realidad, sí– 😉 Y también sabes que me gusta hablar y hablar, escribir y escribir. Ah! Y que me gusta la cocina!. Si juntas todo eso –más unos años de experiencia al otro lado de la mesa– el resultado solo puede ser este, me temo.
Me alegra tanto que te haya gustado la receta como que hayas aprendido algo, así que gracias a ti por estar al otro lado y +besitos!
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Este plato es una pequeña obra de arte. ¡Qué maravilla de plato y de preparaciones!.
Boqueabierta me has dejado.
Besos.
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Muchas gracias Carmen 😉 Participar en este reto, con todas las recetas tan estupendas que preparáis, es un verdadero desafío. Así que no me queda más remedio que estrujarme las neuronas, poner las manos a trabajar y esperar que todo resulte como lo había pensado. Vamos, todo un reto. Muchas gracias de nuevo y besitos!
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Puro arte se llama tu plato, de verdad, impresionante y seguro que riquísimo.
Felicidades Antxon, un bso.
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Jajaja! Muchas gracias Inma, no es para tanto, pero te lo agradezco de veras 🙂 La versión final -ya que hubo varias «experimentales»- quedó realmente espectacular y gusto muchísimo a todo el mundo. Y con eso y vuestros comentarios me doy por más que satisfecho. Muchas gracias de nuevo y besitos
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Guau Antxon! acabo de quedarme sin palabras y eso no es normal en mi!!, ya conocía la crema de canónigos y esa forma de marinar los jureles (aunque el eneldo no me gusta demasiado), pero aún así… ver todas esas elaboraciones juntas y ese bombón que no habría imaginado ni en un millón de años… estoy totalmente anonadada!
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Muchísimas gracias Noelia! La verdad es que, como me encanta buscar contrastes, una vez decidido que la remolacha sería semi-dulce y crujiente necesitaba algo salado y un complemento amargo. El marinado y la crema casan perfectamente y como ninguna de ellas es una elaboración especialmente compleja las incorporé a la receta. El resultado ha sido, tras unas cuantas pruebas, muy muy satisfactorio 😉
Muchas gracias de nuevo! besitos!
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Gracias a ti Antxon, porque de todo corazón, es un gustazo ver como cocinas!
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Me estoy poniendo de color remolacha… 😉 +gracias+besitos!
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Pero qué nivel! Parece un plato de alta cocina de esos que encuentras en las cartas de los restaurantes caros 😛
Me ha encantado tu receta. Un beso!
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Jajaja! Muchas gracias Kai 🙂 La verdad es que tu comentario ha entrado cuando estaba leyendo tu receta, que me ha encantado!
Bueno, tendré que empezar a subir los precios del blog, al menos de momento. Muchas gracias de nuevo y +besitos!
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