
Me encanta la coliflor así que, ahora que estamos en plena temporada de esta flor de invierno, vamos a intentar sacar más partido a una preparación de base tradicional. Para ello partiremos de una cocción simple e iremos incorporando una serie de sabores, aromas y texturas que transformarán esta elaboración tradicional en algo mucho más festivo para los sentidos.

Se trata básicamente de combinar diferentes sabores, aromas y texturas para potenciar la exquisita simplicidad de la coliflor. Así, a su untuosidad suavemente grumosa vamos a contraponer el dulzor meloso de la cebolla, el ligero aroma de madera de los piñones y el seco crujir del pan tostado. Esta es la idea y el resultado. Para lograrlo necesitaremos;
- Una Coliflor mediana –bien blanca y firme-.
- Una Cebolla blanca.
- Un puñado de Piñones –que podemos sustituir por almendras crudas picadas en grueso-.
- Un par de Panecillos suecos – que pueden reemplazarse por un par de biscotes o una loncha de pan tostado-.
- 100 ml de Vino blanco seco.
- Una punta de Pimiento dulce seco.
- Aceite de Oliva virgen extra.
- Un pellizco de Tomillo.
- Sal y pimienta al gusto.

Comenzaremos por acercar al fuego una olla con abundante agua y una pizca de sal. Mientras el agua comenzar a hervir separamos los ramilletes de la coliflor, retiramos los tallos gruesos y lavamos los ramilletes con agua abundante. Una vez el agua comience a hervir, los cocemos durante unos 15 ó 20 minutos –han de quedar un poco «al dente»-, los escurrimos y reservamos cubiertos para que no queden fríos.

Al mismo tiempo caramelizamos la cebolla en una sartén con un par de cucharadas de aceite de oliva, el vino blanco, un poco de agua, un poco de pimienta recién molida y una cucharadita de azúcar. Dejamos que vaya haciéndose suavemente durante unos 35 minutos a fuego muy suave hasta que adquiera un color almendra suave y una textura melosa.

Acabamos con los preliminares; tostamos suavemente en seco –sin nada de aceite– los piñones –o las almendras troceadas– hasta que adquieran un tono dorado e hidratamos el pimiento seco dulce en un poco de agua templada y lo troceamos en tiras finas. Ya tenemos todos los ingredientes preparados para emplatar.

Tomamos un bol de mesa o un plato hondo y colocamos unos ramilletes de coliflor cocida. Añadimos una cucharada de cebolla caramelizada y, sobre el conjunto, espolvoreamos unos piñones, unas tiras de pimiento dulce, un poco de pan tostado –que habremos aplastado para obtener trozos pequeños, del tamaño de un garbanzo– y un poco de tomillo. Acabamos aromatizando con un ligero hilo de aceite de oliva virgen de calidad. El plato, sencillo y complejo en matices al mismo tiempo está listo. Solo falta disfrutarlo. Así que, como siempre, bon appétit!
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A mi también me encanta la coliflor a veces la hago al horno o bien hervida o rebozada. Pero no conocía esta receta, me parece una mezcla fantástica y las especias geniales.
http://Www.monstruosenlacocina.com
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Muchas gracias por tu comentario, la verdad es que esta receta es mía 😉 También me encanta al horno, rebozada o simplemente hervida con un refrito de ajos… Además puedes encontrar en mi blog la receta para preparar una deliciosa crema de coliflor, que en la variedad está el gusto!
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