
Tengo por costumbre guardar los corchos de las botellas de vino que me resultan particularmente agradables. Tal vez con la idea de –algún día– hacer algo con ellos. O, tal vez, como doble recuerdo –continente y contenido– de algo tan sencillo, natural y necesario –imprescindible– como es un buen cocho. Y al mirarlos no puedo por menos que recordar el “duelo al sol” entre los hermanos Crane –Frasier y Niles– para lograr ser el Gran Corcho –Corkmaster, es decir, presidente– de su club de vinos. Televisión y enología al borde de un ataque de nervios; otra forma de disfrutar de algunos pequeños placeres.
Categorías:De sobremesa, Foodie Photo
Etiquetado:Fotografía, Vino