
Un intenso color rojo y brillante en forma de pequeñas, dulces y jugosas joyas de primavera. Pronto estarán listas para ser recogidas; los pájaros llevan unos días catándolas y esto es prueba inequívoca de la llegada del momento en que todo su dulzor explote radiante como el sol que las ha alimentado. Y con ellas volverá la temporada de los Clafoutis de cerezas, los auténticos. Y de las mermeladas, jaleas y conservas. Y de las guindas escarchadas o con cobertura de chocolate. Y de las lentas y reposadas maceraciones en un buen Bas Armagnac. Y de las carnes, rojas o blancas, endulzadas con su inconfundible aroma y sabor. Y, también, de los simples y refrescantes postres preludio de la sobremesa. Llega el tiempo de las cerezas: sean bienvenidas.
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