Vamos con una receta tan simple que casi produce sonrojo el anotarla, pero que, al mismo tiempo, es de un resultado tan delicioso y sorprendente que puedo garantizar –y garantizo– que su sola lectura y degustación provocará un enjambre de nuevos adictos y desesperados a la caza y elaboración de la «panceta perfecta». Quedan ustedes –y sus arterias– advertidos.
Fue hace ya unos años cuando esta elaboración apareció por primera vez ante mis ojos en uno de esos anodinos programas de cocina en el que lo verdaderamente interesante era la presentadora, la decoración y el paisaje. Repentinamente, en medio del murmullo –y arrullo– catódico, algo captó mi atención; unas palabras en –mal– italiano, seguidas de «cena de amigos» y el adjetivo «sencillo». Será por empatía perruna, pero alcé la vista y el ocico al unísono hacia la caja en la que todo pasa. El asunto era realmente sencillo: creo que todo sucedió en menos de un minuto y la anotación de la receta –que aún debo conservar en alguna caja– cabía en uno de esos bonitos papeles amarillos y auto-adhesivos –he aquí la explicación a esta parrafada introductoria-.

Realmente, y bromas aparte, el resultado de la receta es espectacular ya que combina –bajo mi punto de vista– lo mejor de los asados de cerdo; una carne deliciosamente jugosa y melosa –además de parcialmente desengrasada– con una piel dura y crujiente. Si a esto le añadimos los aromáticos matices de la salvia, la intensidad de las pimientas recién molidas y el punto salino que toda buena corteza de cerdo ha de tener, creo que poco queda por explicar. Vamos con los ingredientes que vamos a necesitar;
- Una pieza de Panceta fresca de aproximadamente un kilo y cuarto.
- Un litro de Leche –yo utilizo desnatada-.
- Una docena de hojas de Salvia fresca.
- Una cucharadita de Mezcla de Pimientas y Bayas recién molidas –pimientas negra, blanca, Jamaica, rosa y coriandro-.
- Un par de cucharaditas de Sal.
El secreto para el éxito de esta receta es conservar la piel seca a lo largo de todo el proceso. Si comenzamos por lavar la pieza de panceta –algo siempre recomendable– hay que secar perfectamente la piel con la ayuda de papel absorbente hasta que no quede ni rastro de humedad. A continuación pinchamos la piel con la ayuda de una puntilla fina y marcamos la piel en tiras, cuadrados, rombos que, además de decorar, nos servirán para cortar la pieza una vez asada.

Precalentamos el horno a unos 250ºC. Salpimentamos la parte inferior de la pieza, disponemos las hojas de salvia en el fondo de una fuente –de metal a ser posible– y acomodamos la carne sobre éstas con la piel hacia arriba. Para terminar salamos la piel generosamente introducimos la pieza –una vez el horno haya alcanzado la temperatura– durante unos 20 minutos hasta que la piel se hinche y quede crujiente, cuidando de que no llegue a quemarse.

Extraemos la fuente del horno y bajamos la temperatura a 150ºC. Añadimos la leche en el fondo de la fuente –ojo, si la fuente es de cristal, la leche ha de estar caliente para que el vidrio no se rompa por contraste– cuidando que la piel no entre en contacto con el líquido. Si fuera necesario se puede añadir algo más de leche –o agua-. Reintroducimos el asado en el horno y dejamos que la carne se vaya cociendo-asando durante unas dos horas y media cuidando tanto de que la piel no se queme como de que siempre haya suficiente líquido en el fondo de la fuente.

Antes de finalizar el asado comprobamos –con un tenedor– que la carne resulte perfectamente tierna y jugosa. La retiramos sobre una rejilla para que escurra los líquidos –que desecharemos– y nos preparamos para servir inmediatamente.

Cortamos la panceta aprovechando las marcas que hayamos hecho en la piel y depositamos un par de lonchas por plato. Acompañamos el asado con una sencilla ensalada, unos pimientos asados fríos o con una refrescante y, por qué no, salsa ligeramente picante. Y esto es todo, les dejo en compañía de este suculento asado en dos tiempos que, a buen seguro, hará las delicias de propios y convidados. Ha sido, como siempre, un placer y… bon appétit!
Loved rreading this thank you
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Hola Antxon, llevo días buscando esta receta, tengo la panceta ya en el frigo, la hizo el otro día Ana Olson y me impactó !!
Ella también el ponía las hojas de salvia, yo no tengo en este momento y me pregunto si las puedo sustituir por otra cosa y el porque de la salvia que no es muy habitual, no?
Muchas gracias y enhorabuena
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Muchas gracias Beatriz. No recuerdo si fue en el programa que comentas donde vi la receta por primera vez ya que de esto hace unos cuantos años, pero desde que la probé por primera vez ha pasado a formar parte de las recetas fijas «para de vez en cuando» 😉
El tema de la salvia es opcional aunque, personalmente, me encanta el toque fresco, levemente cítrico, anisado y alcanforino que le de proporciona. Como suelo tener salvia plantada en tiesto –se cultiva sin mayor problema, es bonita y muy aromática– la utilizo con frecuencia; es un toque italiano que me encanta. En alguna ocasión la he sustituido por bulbo de hinojo laminado, tomillo fresco o incluso un par de hojas trituradas de laurel. Todas las variantes aportan un toque aromático que relevan el sabor de la carne, así que mi consejo es que no entiendo salvia fresca a mano, pruebes con tus aromas favoritos y, por supuesto, no dejes de comentarnos qué tal te ha ido! Muchas gracias de nuevo!
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Gracias Antxon!! La primera vez salió buenísima!!!! Jugosa, tierna, crujiente, es decir, de pecao !!! Hoy preparo la receta por segunda vez y al revisar la preparación me ha alegrado ver tu respuesta. YA tengo la pieza en el horno, esta vez, he variado la panceta por una pieza de cerdo que encargue con piel por supuesto y menos grasa. TAmbien le he añadido una cama de aromáticas (tomillo-limón, romero, etc) A ver qué tal…. Gracias de nuevo y saludos 😀
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Muchas gracias Beatriz! Espero que esta nueva versión os haya salido al menos tan buena como la primera 😉 Por cierto ¿qué pieza era de carne has utilizado?. Gracias de nuevo y un saludo!
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Delicioso, nunca se me ha ocurrido hacerlo, pero siempre lo explicas tan bien que me parece facil y tienta para comerr que hambre diossss. xD
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Muchas gracias Maribel. De verdad que es muy-muy sencilla y de un resultado muy-muy bueno. A ver si te animas y te apuntas al grupo de quienes ya la han probado y les ha encantado –100% de momento– 🙂 besitos!
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Mira que la panceta no me hace mucho chiste, pero es que tiene una pinta de jugosa y crujiente que ¿cómo resistirse?. ¡Impresionante como siempre!.
Besos.
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Es una delicia Carmen, de verdad. Y como bien dices el secreto está en el contraste entre una carne jugosa que se funde en la boca y una corteza crujiente de verdad 😉 Creo que es difícil decir no a un asado así -al menos para mi!-. Pruébala y hablamos. besitos
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Hace tiempo que quería hacer una panceta fresca entera, desde la porchetta creo que no la hago, gracias a ti, me han dado ganas de hacer una, por cierto, tremenda pinta!
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Muchas gracia! Es una pieza de carne que creo que, a pesar de su «mala fama», disfruta todo el mundo. Y si le añadimos una preparación así de fácil y resultona, éxito seguro! 😉
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Convencido de lo que dices, a ver si me animo y te digo como me salió!!! Saludos y sigue así 👍🏽
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Por supuesto, no dejes de hacerlo 😉 Muchas gracias de nuevo!
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Madre mía! Yo que obedezco todo lo que dice la OMS me la como enterita!!! Toda para mi! Menuda pinta, me guardo tu receta. 😉
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Jajaja! Pues si lo dice la OMS, a por ella! 😉 De verdad te digo que las fotos no le hacen justicia a lo jugosa y crujiente que estaba. Así que no dejes de probarla y… hablamos! +besitos!
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Por Dios, qué deliciosa obscenidad, póngame una pieza para mí sólo por favor!
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Jajaja! Esa es una buena descripción de lo que es la receta 🙂 La verdad es que aunque las piezas parezcan grandes, una vez en la mesa desaparecen a la vista a una velocidad de vértigo. Y esa es la mejor señal 😉 Muchas gracias de nuevo Alberto y un saludo!
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Jo qué rico! Esta es una de esas recetas de Una vez al año… jaja Que curioso lo de cocer la carne en leche, desconocía este tipo de cocción, lo que se aprende con vuestros blogs… Saludos!
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Jajaja! Muchas gracias Ana! No te creas, aunque sí que es un plato consistente, no resulta tan pesado como pudiera parecer ya que se desengrasa bastante durante el asado 😉 La cocción lenta en leche es relativamente frecuente en la cocina italiana y se aplica para darle todavía más untuosidad –o cremosidad – a los productos. Hay en el blog otra receta de bacalao en la que también se emplea –y también es de origen italiano-. Gracias de nuevo y +saludos!
(Por cierto; todos aprendemos, que eso es lo mejor!)
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