Si la semana pasada preparábamos unos rápidos y sabrosos buñuelos de coliflor «reciclados», esta semana quiero traeros –o presentaros a quienes no la conozcáis– la zurrukutuna, una sopa tradicional del País Vasco que, afortunadamente, ha sido capaz de sobrevivir a los embates de las modas y los tiempos. Es ésta una receta de subsistencia, de tiempos pobres –no tan tejanos como a veces nos gustaría creer– en los que comer consistía simplemente en proporcionar al cuerpo la energía suficiente para sobrellevar los días y sus tareas, en un entorno inhóspito, y disponiendo únicamente de poco más que unos trozos de pan que llevar a la cazuela, la boca y el estómago.

No deja de resultar curioso ver como el pan –tal vez el primer aliado de la humanidad en su largo camino hacia la civilización– aparece en innumerables recetas tradicionales, todas ellas de origen tan humilde como cargado de historias, recuerdos, aromas y añoranzas. Migas, gazpachos y salmorejos, torrijas, sopas -«plato compuesto de rebanadas de pan empapadas en un líquido alimenticio» según la Real Academia– en cuales quiera de sus innumerables variantes, tostadas o picatostes son solo algunos ejemplos de la ingeniosa utilización –y reutilización en muchos casos– del pan en nuestras cocinas.

Hoy vamos a preparar una variante de la sopa más clásica y sencilla –aceite, ajo, pan seco y agua– a la que, como si un día de fiesta se tratara, añadiremos un poco de bacalao desmigado, tomate y carne de pimiento choricero. Es costumbre por estas tierras utilizar un pan especial para estas recetas llamado «sopako», es decir (pan) de sopa. Su característica principal es su horneado fuerte, el cual seca completamente la masa fermentada dejando el pan sin la esponjosidad de su miga y con un tono que varía entre el tostado fuerte y el casi quemado, proporcionando a las sopas y salsas elaboradas con él una gran consistencia y aroma levemente ahumado. Si no disponéis de este pan, podéis recurrir a un pan duro que podéis hornear unos minutos para acabar de secar y dorar. Vamos con el resto de ingredientes;
- 150 gramos de Bacalao en lomos –o desmigado-.
- Medio Sopako o Pan de Sopa –también llamado pan Pistola-.
- Cuatro dientes de Ajo –podéis utilizar más o menos, al gusto-.
- Cuatro Pimientos Choriceros –solo emplearemos su carne-.
- Cuatro cucharadas de Tomate Frito casero –o envasado de calidad-.
- Una Guindilla o Pimienta Cayena –al gusto-.
- Aceite de Oliva Virgen Extra.
- 25o mililitros de Caldo de Pescado.
- Cuatro Huevos medianos –opcionalmente-.

Como siempre que utilizamos bacalao –y salvo que ya esté desalado– la primera tarea es hidratarlo y eliminar el exceso de sal. Mi sistema –como ya habéis podido leer detalladamente aquí o aquí– consistente en desalarlo temperatura ambiente durante 36 horas con cambio de agua cada 12. Una vez desalado lo desmigamos, reservamos las pieles para hacer un crujiente, pasamos por agua fría el resto y dejamos escurrir en un colador.
Al mismo tiempo ponemos los pimientos choriceros a remojo en agua tibia durante unas 12 horas –lo ideal es hacerlo junto con el último cambio de agua, en un recipiente aparte, obviamente-.

Tomamos una cazuela amplia y baja y pintamos el fondo generosamente con aceite de oliva. Laminamos los ajos y los pochamos suavemente hasta que tomen un bonito color dorado. Incorporamos la guindilla troceada y, una vez los ajos comiencen a tostarse, podemos optar por dejarlos –con lo que sabor será más intenso– o retirarlos, al gusto de cada cual. Incorporamos el bacalao escurrido y movemos la cazuela en un suave vaivén para mezclar los sabores y ligar ligeramente la salsa.

Cortamos el pan en rebanadas finas y las salteamos junto con el bacalao hasta que absorban todos los líquidos y comiencen a tomar color. Incorporamos la carne de los pimientos choriceros, el tomate frito y el caldo de pescado y dejamos cocer muy suavemente durante una hora –aproximadamente– removiendo de vez en cuando. Es importante ir deshaciendo –con la ayuda de una cuchara de madera– las rebanadas de pan a fin de obtener una textura densa. Finalmente podemos incorporar algo de agua –o más caldo– a fin de obtener la densidad que deseemos –personalmente prefiero que resulte bastante consistente-.
Mientras tanto podemos preparar un crujiente con las pieles de bacalao que hemos reservado. Las lavamos bien, secamos y las colocamos sobre un trozo de papel sulfurizado. Horneamos con la parte oscura hacia arriba a unos 150ºC durante una hora. Una vez bien secas y crujientes las reservamos hasta el momento de emplatar.

Unos minutos antes de servir podemos preparar unos huevo, bien escalfándolos en la propia sopa –método tradicional– o hirviéndolos durante cinco minutos hasta que la clara cuaje y la yema resulte templada –los famosos huevos mollet, aquí tenéis una explicación más detallada-.
Vamos con el emplatado; depositamos un par de cucharadas de zurrukutuna en un bol de mesa o plato hondo, colocamos un huevo sobre ella y decoramos con una rebanada de pan tostado, un crujiente de bacalao, una hojita de perejil y un finísimo hilo de aceite de oliva virgen extra. Ya solo falta tener a mano una buena botella de vino y ganas de disfrutar de esta tradicional y exquisita receta. Así que, con su permiso, me retiro a dar buena cuenta de mi ración. Que ustedes la disfruten y… bon appétit!
Nice post thankks for sharing
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¡Qué sean dos platos por favor! (Uno para ahora y otro para esta noche!! Jajajjaa)
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Jajaja! Ojalá tuviera unos buenos platos de zurrukutuna para acompañar esta noche que promete ser fría y lluviosa. Y bien a gusto que los compartiría, pero me temo que tendrá que ser en otra ocasión 😉 Muchas gracias!
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hola!! de aupa la sopa! le diré a mi suegra que ¿por qué no la ha hecho antes? vaya vaya, me tiene aqui sin probar estas delicias, jeje. Tendré que hacerla yo y que ella me de el aprobado…
besos y gracias por compartir.
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Jejeje! Eso, interroga a tu suegra y nos cuentas cómo es su versión 😉 Al ser una receta muy tradicional en cada casa o familia se prepara con su toque personal, lo cual es una gozada, ya que puedes probar muchas variantes de una misma receta y cada cual resulta más sabrosa. O prueba a hacerla, es muy sencilla y el resultado… riquísimo! Muchas gracias Silvia y besitos!
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Yo quiero un plato de zurrukutuna, porque esto tiene una pinta tremenda. No puedo hacer dieta viendo tu blog porque es un pecado tras otro.
Besos.
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Jajaja! Muchas gracias Carmen 😉 La verdad es que es una sopa riquísima y muy sencilla de preparar. Además es ideal para estos días de frío y tormentas, así que ya sabes, manos a la obra -o a la cazuela!-. besitos!
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Buenísima, lastima no tener aquí ese maravilloso pan
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Muchas gracias! Lo del pan lo puedes amañar con un pan que lleve unos días en casa y que puedes tostar hasta que quede casi quemado. Lo realmente importante es no tenga mucha miga y que esté seca y dura. El resultado será prácticamente el mismo 😉 Gracias de nuevo!
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Eres increíble Antxon… partiendo de lo mas sencillo vas y presentas esta espectacular Sopa de Ajo… lo dicho… cuando sea grande quiero ser como tu!
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Jajaja! Muchas gracias Liga, pero el mérito no es mío si no de nuestras tatarabuelas y tatarabuelos que se apañaban con lo que tenían e inventaban platos tan sencillos y reconfortantes como éste. Mi único mérito –por ponerme alguna medallita 😉 – es recuperar y difundir esta receta clásica. Y me encanta que os haya gustado tanto!
Ah! y yo también quiero ser como tu! 🙂 besitos!
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Maravillosa, no conocía la receta y me ha entusiasmado. Si es que mira que es rica nuestra cocina tradicional, cómo algunos ingenios pueden renegar de semejante arte?…
Un abrazo compi 😉
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Muchas gracias Mery! De verdad que sí, rica, sencilla… y barata 😉 Por no hablar de lo estupenda que resulta en estos días de frío invernal. Más besitos!
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Me encanta!! Siempre que lo preparo recuerdo a mi abuela, ella me enseñó a hacerlo. Gracias por compartirlo!!
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Muchas gracias Cristina. Yo también heredé la receta –más sencilla que ésta que he publicado; nada de tomate, caldo o choricero– de mi abuela y a través de mi madre. Lo que sí que también heredé es el gusto por la sopa con textura densa, casi de puré, y que ha sido motivo de discusión con mi familia política desde hace muchos años 😉 Muchas gracias de nuevo y un saludo!
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Me encanta por la sencillez y sabrosura. Un plato que ya me veo cocinando, te contaré estos días que el cuerpo lo pide, besosss
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Muchas gracias Maribel! Ahora que empiezan a apretar los fríos lo mejor es sacar la cuchara y darle a los platos sabrosos y consistentes. El cuerpo te lo va a agradecer, seguro 😉 +besitos!
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Conocía la zurrukutuna de oídas pero nunca la he hecho, se aprecia que tiene todas las características de la cocina tradicional de aprovechamiento. Es sorprendente y a la vez maravilloso que estos platos perduren en estos tiempos e incluso a veces se les de un «estatus» que en su origen no tenían (quizá una buena forma de protegerlos), en mi familia cuando se hacen migas es todo un acontecimiento. ¡Saludos!
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Muchas gracias Alberto! Sí que es cierto que algunos de estos platos han llegado a alcanzar un importante protagonismo –debidamente actualizados– incluso en algunas de las mesas más estrelladas de nuestras tierras. Y a mi me parece perfecto; muchas veces resultan más innovadores, además de próximos y entrañables, que algunos experimentos venidos de tierras lejanas –o laboratorios cercanos-. Y, como parte de mi familia política también ha perfeccionado durante generaciones «el arte de las buenas migas», cada vez que aparecen por la mesa son motivo de satisfacción general. Tendremos que comparar notas! 😉 Un abrazo!
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Wow!!! Me hiciste regresar a mi niñez frente a un plato de zurrukutuna que preparaba mi iaia!!!! Un abrazo
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No sabes cómo me alegra tu comentario. Una de las cosas que más me gusta de la cocina es su poder de evocación, de trasladarnos en el tiempo y recordarnos lugares y personas que ya solo perviven en nuestra memoria. Muchísimas gracias Mercedes y un fuerte abrazo!
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Concuerdo contigo, estoy convencida de la «»memoria del sabor», es más un libro que escribí se llama «Sabores en mi memoria» de todos aquellos guisos que perviven en la memoria del sabor y las sensaciones, que nos recuerdan tiempos pasados y gratos momentos. Eso lograste hoy con tu maravillosa zurrukutuna, gracias!!!
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Muchísimas gracias de nuevo Mercedes. Voy a ver si consigo tu libro que a buen seguro será un puente prodigioso entre la cocina y la memoria. Un fuerte abrazo!
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Me encanta Antxon, qué buena gastronomía tenéis en tu tierra .
Y por supuesto , añadida al evento de Recetas de Pescado.
Un beso y muchas gracias 🙂
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A veces se puede llegar a tocar el cielo con lo más sencillo. O, como decía uno de mis profes en el BCC –Basque Culinary Center– hay que trabajar mucho lo más básico y tradicional para poder llegar suficientemente preparado a lo más innovador 😉 Encantado de poder participar en tus retos, ya lo sabes! +besitos
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Yo soy de esa opinión también . De lo sencillo , lo grande.
Un beso 🙂
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