Lo confieso, me encantan los calamares o chipirones. Y me encanta experimentar con ellos y sus diversas maneras de preparación. Pienso que, además de las grandes preparaciones clásicas -fritos, a la romana, en su tinta, sean rellenos o troceados, o a lo Pelayo- hay infinitas posibilidades para sacar partido a sus incomparables sabor y textura. Me encanta, por ejemplo, marinarlos con un poco de aceite, un par de pimientas cayenas, unos dientes de ajo y un buen ramillete de perejil y, simplemente, saltearlos con un fuego muy fuerte -previamente troceados- o pasarlos por la parrilla o barbacoa -en grandes trozos y marcados en rombos-. Simplemente deliciosos!
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