Lo confieso, me encantan los calamares o chipirones. Y me encanta experimentar con ellos y sus diversas maneras de preparación. Pienso que, además de las grandes preparaciones clásicas -fritos, a la romana, en su tinta, sean rellenos o troceados, o a lo Pelayo- hay infinitas posibilidades para sacar partido a sus incomparables sabor y textura. Me encanta, por ejemplo, marinarlos con un poco de aceite, un par de pimientas cayenas, unos dientes de ajo  y un buen ramillete de perejil y, simplemente, saltearlos con un fuego muy fuerte -previamente troceados- o pasarlos por la parrilla o barbacoa -en grandes trozos y marcados en rombos-. Simplemente deliciosos!

Entre los diversos experimentos domingueros con mis chipirones hay uno que me parece reseñable por la sencillez de su preparación y su exótico resultado. Creo que como aperitivo puede hacerse un hueco en la libreta de cualquier aficionado. Así que vamos con los ingrediente y ustedes me dirán qué les parece. Para prepararlos necesitaremos:

  • Un Calamar hermoso y fresco, de unos 400 gramos, o bien dos más pequeños.
  • Dos cucharaditas de Ras el Hanout, mezcla de especias de origen magrebí que resulta fácil de encontrar incluso en grandes superficies.
  • Una cucharadita de Piment d’Espelette -Pimiento de Espelette- que, en caso de no encontrar, podéis sustituir por una pimienta cayena desmenuzada muy finamente.
  • Una cucharadita de Pimentón dulce que, si es de la Vera, mejor que mejor.
  • Dos cucharadas abundantes de Pan Rallado Grueso -Chapelure-, que podemos preparar desmenuzando pan tostado o unos biscottes -no muy finamente ya que debe aportar textura crujiente- .
  • Unas ramitas de Perejil -o, mejor aún,  de mezcla de perejil y cilantro- picadas no demasiado finas.
  • Aceite de Oliva Virgen Extra.
  • Sal y Pimienta al gusto.

La preparación es muy sencilla. Tomamos el calamar fresco -que habremos pedido nos limpien en nuestra pescadería- lo repasamos y lavamos rápidamente con agua fría. Escurrimos bien y lo troceamos en bastoncitos como si fuera una patata para freír. Finalmente, depositamos los trocitos  en un paño limpio o un papel de cocina para retirar la humedad sobrante. Mientras, mezclamos en un bol el Ras el Hanout, el piment d’Espelette, el pimentón dulce, el perejil, unas gotas de aceite de oliva -AOVE- y terminamos por incorporar el calamar. Dejamos macerar el conjunto unos minutos.

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Ponemos a calentar una sartén pequeña con un dedo de aceite. Cuando el aceite esté bien caliente, pasamos los bastoncitos de calamar por el pan rayado presionándolos para que éste se adhiera bien y los vamos friendo rápidamente, volteándolos hasta que tomen un tono bien tostado por todas sus caras. Los retiramos con cuidado y los vamos reservando en un papel de cocina para que absorba los restos de aceite. Repetimos la operación con pocos trocitos cada vez para que el resultado sea uniforme. Cuando acabemos los pasamos a un plato o bol de presentación y a disfrutar!

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Lo que más me gusta de esta receta es el contraste entre las especies aromáticas intensas y el suave picor nasal del pimiento así como entre la textura suave pero firme del calamar y el crujiente del pan desmenuzado «groseramente». Espero que lo disfruten tanto como yo y que les guste. Y, si es así, bon appétit!