
El pisto blanco, pisto de primavera o de calabacín, es una sencilla y sabrosa receta que, al igual que su «hermano mayor» –el pisto de verano– se elabora en torno a unos pocos productos de temporada provenientes de nuestras huertas. Aunque en la actualidad podemos disponer de calabacines –el ingrediente principal de esta receta– durante todo el año, no está de más recordar que su momento óptimo de consumo –y precio– se encuentra entre los meses de julio y septiembre.

El calabacín, además de ser un fruto altamente saludable y muy recomendado por sus elevados aportes vitamínicos y bajas calorías, admite una enorme variedad de preparaciones que van desde su consumo en crudo –en forma de ensalada– hasta su guiso, asado, fritura, salteado, etc. La receta que hoy os propongo proviene, una vez más, de la cocina popular de la Ribera Navarra y es una sencilla, completa y sabrosa forma de disfrutar de este producto. Para su elaboración vamos a necesitar:
- Dos Calabacines medianos –los grandes, además de resultar más secos tienen unas pipas más bastas-.
- Una Cebolla blanca.
- Un diente de Ajo.
- Una hoja de Laurel.
- Una punta de Panceta fresca o Jamón –opcional-.
- Dos Huevos frescos.
- Medio vasito de Vino Blanco seco.
- Unas briznas de Tomillo.
- Un par de láminas de Parmesano por comensal-u otro queso seco de pasta prensada-.
- Aceite de Oliva Virgen Extra.
- Sal y Pimienta al gusto.

Para empezar picaremos finamente la cebolla, el ajo y la panceta o jamón –si fuéramos a emplearlo-. Acercamos una sartén amplia al fuego, la fondeamos ligeramente con un poco de aceite de oliva e incorporamos la cebolla, ajo y panceta para que se vayan pochando suavemente durante unos 15 ó 20 minutos. Mientras tanto lavamos y cortamos los calabacines en pequeños gajos que iremos reservando hasta el momento de su incorporación a la base.

Una vez transcurrido el tiempo y con la cebolla –y demás ingredientes– bien pochados incorporamos los gajos de calabacín. Salteamos rápidamente a fuego vivo para, a continuación, volver a una temperatura media. Añadimos el medio vaso de vino blanco y otro medio de agua, una pizca de sal y pimienta, la hoja de laurel y el tomillo. Mezclamos bien y dejamos que se vaya haciendo suavemente durante unos 20 ó 25 minutos más hasta que el conjunto resulte meloso pero entero.

Una vez terminada la cocción, comprobamos el punto de sal y retiramos la hoja de laurel. Batimos los huevos ligeramente en un bol aparte y los incorporamos removiendo al pisto hasta que comiencen a cuajar. Apartamos del fuego y, finalmente, repartimos el pisto en cuatro platos hondos o boles de servicio.

Terminamos colocando un par de láminas de queso sobre cada una de las raciones y pintamos el conjunto con un ligero hilo de aceite de oliva crudo. El plato está listo para ser degustado. Así de fácil, rápido, sencillo y sabroso. Que ustedes lo disfruten y… bon apétit!
Muy rico!
Desconocido por aquí. Bueno para aprender.
Saludos.
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Es un sencillo plato de la cocina de la huerta Navarra; rico, simple, sano y económico. Me alegra que te guste 😉 Besitos
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No pinta nada mal. No conocía este pisto, en casa siempre se hacía con berenjena y tomate triturado, riquísimo, pero este sin duda me llamo la atención además de ser fan del calabacín, nunca falta en mi nevera 😉
Saludos
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Es una versión sencilla del pisto tradicional que resulta estupenda, rápida y suave. Si te gusta el calabacín no dejes de probarla! 😉 Muchas gracias y saludos
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