Parece ser que este inicio de primavera está resultando curiosamente ventoso, al menos en lo culinario. Si hace unos días hablábamos de los volovanes y su devenir entre los vientos de la moda, la música y el cine, hoy le toca a otra receta que podríamos considerar también «aérea» por su ligereza. He de reconocer que hace mucho tiempo que no preparaba unos buñuelos y que ha sido a raíz de la serie de recetas propias de esta época del año que ha recopilado nuestra buena amiga Inma en su fantástico blog Entre3fogones que éstos han vuelto a mi mente –y apetito-.

Para su elaboración he recuperado una receta bastante antigua y que publicó ese grande de la cocina que fue Santi Santamaría, cuerpo y alma del Racó de Can Fabes –del que guardo un muy especial recuerdo-. Y, aunque está claro que no aporta ninguna novedad real -eso lo dejaremos para sus sorprendentes «Pufs de Bacalao» de los que ya hablaremos en otra ocasión-, creo que su sencillez y sinceridad de elaboración dice mucho del respeto y el amor del cocinero por los productos y recetas tradicionales –o, dicho de otro modo, si funciona, no intentes arreglarlo-. Como de costumbre, al tratarse de un plato tradicional, hay tantas formas de prepararlos como cocineros y cocinillas pululan por los fogones de nuestras casas y locales. La que os presento a continuación es mi receta habitual y preferida, pero solo eso, ni mejor ni peor que cualquier otra.
Mi aportación personal a la preparación consiste en aliñar una mahonesa con un intenso sabor marino y campestre a través de la incorporación de anchoas, ajo y abundante perejil que aportará frescura e intensidad a esta etérea combinación. Vamos con los ingredientes que necesitaremos para su elaboración.
- Unos 400 gramos de Bacalao de calidad –en lomos-.
- 125 mililitros de Leche entera.
- 100 gramos de Mantequilla.
- 125 mililitros de Agua.
- 175 gramos de Harina tamizada.
- Seis Huevos frescos.
- Dos cucharadas de Perejil fresco picado muy finamente.
- Un sobre de Levadura Royal.
- Sal y Pimienta –al gusto y con moderación-.
Para la Mahonesa aromatizada emplearemos:
- Un Huevo fresco.
- Unos 250 mililitros de Aceite de Oliva Virgen Extra –podéis mezclarlo con aceite de Girasol si queréis suavizar la mahonesa-.
- Un par de cucharadas de Vinagre de Sidra –o de manzana-.
- Un par de dientes de Ajo –o alguno más si os gusta fuerte-.
- Media lata de Anchoas en Aceite de calidad –poner alguna más para más sabor-.
- Un par de cucharadas de Perejil fresco picado.

Como con todas la recetas de bacalao –y salvo que lo compréis desalado– hay que prever con antelación su preparación, ya que necesitaremos un tiempo de remojo para el desalado e hidratación del pescado. Mi sistema preferido consiste en lavarlo para quitar el exceso de sal exterior y mantenerlo en agua durante 36 horas con cambio cada 12 horas. Una vez finalizado el proceso lo secamos y pochamos con la leche templada y un poco de pimienta recién molida. Dejamos infusionar durante unos 5 minutos y, finalmente, lo escurrimos reservando parte de la leche y lo desmigamos a mano. Terminamos con el bacalao pasándolo al vaso de la batidora y triturándolo, junto con un poco de leche, hasta obtener una crema emulsionada y ligeramente líquida que reservaremos.
Derretimos la mantequilla en una cazuela amplia y baja, incorporamos el agua y una pizca de sal y llevamos a ebullición. Añadimos la harina y mezclamos hasta que la masa se separe y obtengamos una pasta homogénea.

Retiramos del fuego y comenzamos a incorporar los huevos uno a uno batiendo con la ayuda de una varilla. Para acabar añadimos la crema de bacalao, las dos cucharadas de perejil y el sobre de levadura, batimos enérgicamente hasta que la masa quede uniforme y dejamos reposar un par de horas antes de comenzar a freír.
Es el momento de preparar la mahonesa; ponemos el huevo, vinagre, ajos, perejil, anchoas y un par de cucharadas de aceite en el vaso de la batidora. Comenzamos a mezclar a máxima potencia y, al mismo tiempo, vamos agregando el aceite restante en un hilo y poco a poco. Una vez alcance una textura firme la reservamos al frío hasta el momento de emplear.

Comencemos a freír. Tomamos una cazuela pequeña y alta y en ella colocamos unos cuatro dedos de aceite de oliva. Una vez el aceite esté caliente –a temperatura media/alta– tomamos una porción de la masa en una cuchara –como la mitad de su capacidad– y con la ayuda de otra la dejamos caer en el aceite. Volteamos la masa a medida que se va dorando a fin de obtener un color homogéneo. Finalmente los retiramos con la ayuda de una espumadera a un plato con papel absorbente. Repetimos la operación en tandas de 3 ó 4 buñuelos cada vez hasta terminar con la masa –u obtener las unidades deseadas-.

Bajo mi punto de vista es fundamental que la temperatura del aceite, además de mantenerse estable, no sea demasiado elevada ya que esto evitaría que los buñuelo terminaran de cocerse en su interior mientras que el exterior correría peligro de quemarse. Una potencia entorno al 60 ó 70% del fuego es más que suficiente para obtener unos dorados y crujientes buñuelos con un leve punto de humedad en su hueco interior.

Una vez escurrido el exceso de aceite solo falta servirlos acompañados por una cucharada bien fría de la mahonesa aromatizada. El contraste entre temperaturas –frío y caliente-, texturas –crujiente y cremoso, seco y húmedo– y el amalgama de sabores y aromas marinos, oleosos, picantes y herbáceos hacen de esta receta tan sencilla –y tan clásica– un verdadero número uno del aperitivo o entrada para cualquier ocasión. Y si lo acompañamos con un buen vino fresco y levemente punzante –como el Txakolí– el éxito queda plenamente garantizado. Y esto es todo, espero que ustedes lo disfruten y, como siempre… bon appétit!
Por cierto, ahora que ha salido lo de las croquetas voy a comentarte algo que me pasa al hacerlas y no le encuentro explicación. A veces me salen y otras veces me queda la bechamel como poco espesa, como si quedara licuada. Siempre suelo usar la misma proporción (120 gr harina + 120 gr mantequilla, para 1 litro de leche), y a veces me salen y otras no. Incluso una vez probé con 100 gr harina y pude bolearlas. Siempre trabajo la masa el mismo tiempo. La harina siempre cojo floja de repostería y la tamizo (no se si tendrá algo que ver por si podría quitarle fuerza o poder espesante). Sabes por que me puede suceder esto?, yo no se como corregir para que siempre me salgan bien. Un saludo y gracias.
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Me imagino que es sencillamente una cuestión de tiempo. Deja que la bechamel cuezca hasta que alcance una textura suficientemente espesa –el truco tradicional consiste en abrir una línea en medio de la salsa con la ayuda de una espátula o cuchara de madera y cuando la salsa quede separada y se cierre muy lentamente está lista-. Pásala a una fuente y déjala enfriar antes de manipularla –puedes añadir una capita de mantequilla fundida por encima para que no se cuartee-. 🙂 Un saludo!
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Bueno bueno, esto si que es una maravilla, que ricos están los buñuelos de bacalao!!. Yo había probado la versión portuguesa que llevan patata cocida, pero imagino que estos que llevan leche y mantequilla deben de ser sabrosísimos, a la vez que muy suaves. La única pega de los buñuelos es que uno no puede resistirse a coger continuamente mientras haya en el plato, seguro que eso nos pasa a casi todos jajaja. Buen informe y excelente fotografía Antxon, como todo lo que tienes por el blog. Por cierto, tienes pensado subir alguna receta de croquetas, es uno de mis platos preferidos y seguro que tienes algunas recetas deliciosas para compartir. Un saludo!
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Jajaja! Muchas gracias Alfonso. He de reconocer que los buñuelos de bacalao son, para mi, un vicio confesable 😉 Respecto a las croquetas hace tiempo que tengo en mente publicar la receta de «las mejores croquetas de jamón del mundo», una receta que me facilitó un buen amigo y que, si no son las mejores –habrían de competir con las de cocido de «Tapas 2.0 y 3.0» de Salamanca y con las clásicas del «Echaurren» de Ezcaray– si que resultan sencillamente espectaculares. A ver si busco un rato y me pongo manos a la obra, a la cámara y al teclado. Seguiremos informando! Muchas gracias de nuevo.
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Genial!, esperaré impaciente ese post, seguro que están de escándalo.
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Exquisitos!! Me encantan los buñuelos de mi bacalao de mi madre y seguro que los tuyos me gustarían igual! Me comería unos cuantos ahora con una ensaladita de acompañamiento 😛
Un abrazo Antxon!
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Muchas gracias Fran! Es que es tan difícil resistirse a unos buenos buñuelos de bacalao… y , además, para qué resistirse? con lo buenos que están con una ensaladita fresca y una cañita de cerveza –o manzanilla– 😉 Muchas gracias y otro abrazo para ti!
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Reblogueó esto en Vida en el silencioy comentado:
Me lo cocino mañanaaaaaaaaaaaaa ! buenas noches ,lean el blog de silencio que les publique!
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Ya nos contarás cómo te han salido y qué te han parecido 😉 Muchas gracias por la visita y el reblog. Un saludo!
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Qué buñuelos 🙂
Te los copio. Tengo unos lomitos de bacalao en la nevera que ya tienen destino 🙂
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Muchísimas gracias Mònica! Copie usted todo lo que quiera, es un privilegio y, si te animas, nos cuentas qué te parecen 😉 Feliz día!
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Mayonesa testada y la nota es…Matricula de honor! Yo la he hecho con AOVE, la suelo hacer con el suave pero quería potencia en el sabor.
Pero yo nunca uso de girasol, es el aceite que menos me gusta, ni para freír ni para nada.
Lo dicho, una mayonesa que mientras que quede pan no te levantas…
Bsitos.
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Jajaja! Muchas gracias Inma! Me guardo la nota para enseñarla, es mi primera matrícula de honor 🙂
Respecto a los aceites, ya sabes, para gustos están los colores y, aunque soy totalmente partidario del AOVE, reconozco que hay ocasiones en las que es mejor emplear otro tipo de aceite. Y es que además, hay tantos, con tantos sabores y aromas, que me falta tiempo para probarlos todos!
Muchas gracias de nuevo y +besitos!
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Esta receta es tremenda. Perfectamente bien explicado todo y con una pinta genial. Enhorabuena Antxon! Da gusto leer a alguien que se nota que sabe de lo que habla.
Solo un ligero apunte: en mi opinion usar solo AOVE para la mayonesa le dara un gusto muy fuerte a no ser que se use alguna variedad muy suave, no?
Un saludo!
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Ante todo muchísimas gracias 🙂 Como ya habrás leído, viniendo la receta de donde viene, es difícil que no sea buena 😉
Y estoy completamente de acuerdo contigo en la apreciación sobre el aceite. En el 99% de los casos empleo una parte de AOVE por tres de aceite de girasol –es prácticamente el único uso que doy a este aceite-. En este caso como quería que el resultado fuera más potente utilicé solo el de oliva pero dejando la puerta abierta a emplearlo mezclado para rebajar la intensidad del sabor. Personalmente te puedo decir que también prefiero un poco menos de sabor –o más mezcla!-. 😉
Muchas gracias de nuevo!
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Qué pena que solo podamos poner un «like» joooo
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Y menos mal que no hay un «no me gusta» 🙂 Gracias de nuevo y +besitos Inma!
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Aunque lo hubiera no tendrías tú de eso tan feo !
Bsitos .
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Jajaja! Seguro que sí, y más de una docena 😉 +besitos
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Madre mía !!! Qué buenos , no? Me guardo la de buñuelos pero esa mayonesa, ummmm, a mi cuaderno :))
Los has bordado !
Bsitos !
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Muchas gracias Inma! La verdad es que hacía mucho tiempo –años– que no preparaba unos buñuelos y he disfrutado preparándolos, haciéndolos y, por supuesto, degustándolos. Y, como en cierto modo has sido la artífice de mi reencuentro con ellos, mi agradecimiento es para ti. Así que apúntate otra estrellita en la «C» +besitos –o muxus que decimos por aquí– 😉
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:)) , los probaré y no sin esa mayonesa! Mira por donde me ha quedado un trozo de bacalao en el congelador ;D
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Aprovéchalo y a ver qué te parece mi versión buñuelera 😉
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