
Vamos a continuar con otra receta tan básica como reconfortantes para estos últimos -por fin!- días de invierno y pre-pascuales. Hoy os propongo preparar unos garbanzos viudos –sin nada de carne– que acompañaremos con una ligera fritada de tomate y pimiento que, además de proporcionar un vistoso color, acompaña espléndidamente este plato de –pese a lo que pueda parecer– delicadísimo sabor.
Para la ocasión vamos a utilizar unos deliciosos Garbanzos Pedrosillanos; una simple y tradicional delicia gastronómicas de sutil aroma, suave textura y cremoso paladar. Únicamente hemos de recordar ponerlos a remojo la noche anterior –en agua templada y con un pellizco de sal, como mandan los cánones– y prepararlos a fuego lento mientras vamos elabrando su acompañamiento. Para la elaboración de esta sencillísima receta vamos a necesitar:
- Medio kilo de Garbanzos Pedrosillanos –que, lógicamente, se pueden sustituir por otros de igual calidad-.
- Una Cebolla blanca.
- Un Pimiento Verde.
- Cuatro Tomates de rama.
- Un par de dientes de Ajo.
- Una hoja de Laurel.
- Dos Huevos de granja bien frescos –opcional-.
- Aceite de Oliva Virgen Extra.
- Sal al gusto.

Para comenzar, ponemos los garbanzos en remojo durante, al menos, unas ocho horas –es más práctico ponerlos de un día para otro– en abundante agua templada y con un pellizco de sal. Una vez transcurrido el tiempo desechamos el agua de remojo, cubrimos de nuevo los garbanzos –y unos dos o tres dedos más– con agua limpia y fresca, añadimos media cebolla y comenzamos la cocción que durará unas dos horas o dos horas y media –el garbanzo Pedrosilano necesita más tiempo de cocción que otras variedades-.

Durante este tiempo preparamos la fritada. Para ello troceamos el pimiento, los ajos y la media cebolla restante y los pasamos a una sartén con un poco de aceite. Rehogamos suavemente durante unos quince minutos. Mientras tanto, pelamos los tomates, los troceamos y los reservamos. Una vez rehogada la cebolla le incorporamos los trozos de tomate, salamos ligeramente y cocemos a fuego medio el conjunto durante una una hora u hora y media removiendo de vez en cuando.

Una vez transcurrido el tiempo, reservamos hasta que los garbanzos lleven –más o menos– unas dos horas de cocción y estén prácticamente hechos. En este punto escurrimos los garbanzos reservando el líquido de cocción que, junto con la cebolla y un par de cucharadas de garbanzos, añadiremos a la fritada. Pasamos entonces la fritada –con sus añadidos– hasta obtener una salsa fina y espesa –podemos incorporar algún garbanzo más si es necesario espesar o algo de agua en caso contrario-.

Vamos acabando. Añadimos a los garbanzos la fritada y la hoja de laurel y hervimos suavemente durante unos minutos para mezclar bien los sabores. Mientras tanto podemos poner a cocer los huevos sumergiéndolos en agua hirviendo con abundante sal –esto facilita el pelado– durante ocho minutos para que queden justo cuajados o algo más si los preferís duros.
Una vez que los garbanzos estén en su punto emplatamos un buen par de cazos de garbanzos y medio huevo –que habremos partido en cuatro– por comensal y acompañamos con una buena loncha de pan rústico, un buen vaso de vino tinto y a disfrutar de este reconstituyente tan sabroso como tradicional. Bon appétit!
Qué ricos!! Me encantan las legumbres, probaré esta receta porque tienen una pinta…
Me gustaMe gusta
Muchas gracias. Estoy seguro que te van a gustar. Ah! y si quieres puedes añadir un poquito de azúcar a la fritada para compensar la acidez del tomate 😉
Feliz día!
Me gustaMe gusta
Que bueno Xolete!!
Me gustaMe gusta
Ya lo creo, limpio, sano y rico-rico 😉 Me alegra que te guste!
Me gustaMe gusta
Una forma diferente y vegetariana de preparar los garbanzos, para los que guardan los días de vigilia en la cuaresma.
Me gustaMe gusta
Y también para quienes quieren disfrutar de un sabor «solo-vegetal» de unos estupendos garbanzos. Gracias por tu comentario! 😉
Me gustaMe gusta
Gracias a ti por tus recetas interesantes.
Me gustaMe gusta