Una vez reconfortados el cuerpo y el espíritu -algo muy necesario en estos días de nieves y gripes- con el consomé que preparamos hace unos días en la primera parte de esta doble entrada, es hora de empezar a dar buena cuenta del resto de los ingredientes de nuestro cocido; los garbanzos y las carnes.
Bien es cierto que lo habitual en estos casos, lo normal, es templar y aliñar tanto unos como otros y servirlos juntos o por separado, de un modo tradicional y acorde a los usos y costumbres de cada cual y su tierra. No tengo nada en contra de ello; es más, me encanta un buen cocido Madrileño o Maragato -solo por citar rápidamente un par de ellos- o una presentación tan absolutamente tradicional como la que dediqué ya hace tiempo a mis Garbanzos viudos con su Fritada de Tomate. Es más, podemos reservar para un plato de este estilo, de gusto más tradicional, gran parte de los garbanzos, ya que únicamente vamos a utilizar un par de puñaditos de esta deliciosa legumbre como acompañamiento de nuestro plato principal.